Sucribete a nuestro feed

Testigos de la Luz

viernes, 31 de julio de 2009

En compañia de María


Ya desde los primeros años de la comunidad cristiana, vemos cuan especial es la presencia de la Virgen María en la vida de los apóstoles y los primeros miembros de la comunidad cristiana que más luego conoceremos como la Iglesia católica.


Ya desde antes de la crucifixión de Jesús la reconocían a esta como Madre y de esa manera ha sido durante toda la vida de la Iglesia que peregrina al encuentro con Jesús de la mano de la Madre porque certeras fueron las palabras de Jesús al decir: «Madre, ahí tienes a tú hijo» Él nos la entrega para caminar con ella, vivir con ella ese camino de reconciliación que se nos plantea en el momento de la Cruz.


En nuestros días, hay sectas que desvirtúan la santidad de la Virgen y que han hecho que sea vista su vida solamente como madre de Jesús y no de cada uno de nosotros. De rato a rato me pongo a pensar y me es evidente que el relativismo se ha tomado de esta falsa idea y ha dado paso desde algunos años a que se forme en el mundo un relativismo religioso protestante, pues cada secta que aparece dice saber la verdad (aparente) de quien fue la Virgen María y cual fue y es su rol dentro de la vida de los cristianos de esa época y de esta.


Ahora, yo te pregunto: ¿Qué rol le das a la Madre de Dios en tú vida? En los primeros años del cristianismo los más tarde llamados católicos llegaban a un punto en que la reconocían no solo como Madre de toda la humanidad sino como Santa Madre. Al mismo tiempo que ella les servía acudían a ella para pedirle consejo. Su manera de vivir era mariano-cristocéntrica. Te pregunto ¿Si ellos lo hacían porque tu no?


¿Por qué no acercarte a la Madre? Te aseguro que Ella conoce bien al Señor Jesús, lo tuvo en su vientre, a la vez en que fue educándolo también Ella se educó en las virtudes del Espíritu. Ella desde su corazón y viendo el reflejo de toda su vida nos remite totalmente al Señor Jesús y todo en Jesús nos remite en directo a María; Él nos la regala como Madre tuya y mía y nos invita a aprender ella cuanto necesitamos para en nuestra vida ser justos, ser santos, mejores personas.
La Virgen María es modelo perfecto de aquel que busca con nostalgia llevar una coherencia de vida, de verdadera vida. Ella nos educa en la oración y en el silencio para poder escuchar a Dios y conversar con Él en ese idioma tan personal, tan tuyo y tan de Él que es la Oración.


Veo importante que empieces desde este momento a acercarte a la Virgen, su corazón que libre de pecado guarda infinidad de virtudes que nos acercarán en su vivencia a Cristo Jesús; cuéntale tus problemas, tus alegrías, tus miserias, tus decepciones, ábrele tu corazón a la Virgen María y deja que ella amorosa como es desde siempre obre en ti e interceda por tus intenciones ante Dios. El camino de la Reconciliación que como cristiano debes seguir debe darse siempre «Por Cristo a María y por María más plenamente al Señor Jesús» nunca lo olvides y ponte en marcha de hacer de la Virgen verdaderamente tu Madre especialísima.

jueves, 9 de julio de 2009

Crisis de valores - crisis familiar y religiosa

Hoy en día en este, nuestro mundo contemporáneo, los valores son algo que se han perdido, se han convertido en algo casi inaccesible; ya sea, por el consumismo, el humanismo capitalista, la globalización, entre otras. Han hecho de los valores algo relativo.
Hoy en día el sujeto se ve como un target; algo que hay que dominar, nada vale por si mismo sino por la utilidad que representa frente a algo, es un probable competidor.
Los valores son aquellos que determinan nuestro comportamiento ante cualquier situación en nuestra vida; los valores son las herramientas más útiles para la plena realización del ser humano. Han sido los medios de comunicación y la sociedad misma los que se han encargado de hacer desaparecer la validez de los valores puesto que dentro de su plan globalizante los valores y la ética son un freno.

Es imposible decir que una crisis de valores está desligada de una crisis familiar, puesto que la familia es el núcleo de la sociedad y el primer agente transmisor de la moral del ser humano; es de la familia donde uno recibe la primera formación acerca de sus comportamientos iniciales, los fundamentos éticos que deben gobernar a la persona a través de su vida; es ahí donde transcurren los primeros procesos de socialización.

Los jóvenes y el ser humano en general infieren los valores de su entorno; especialmente de su entorno familiar. Por lo tanto, una familia con falta de valores, cultiva hijos con falta de valores; los cuales si se forjan así en gran mayoría veremos cómo se da plenamente la crisis de valores en la sociedad, transformándola en fría, superficial, desinteresada y enmascarada; aturdida entre prisas y ruidos.

Aquí en la sociedad, actualmente se mezclan los valores con los anti-valores; cada uno buscando responder al anhelo de felicidad plena del hombre. Por lo tanto, es imposible también decir que la crisis de valores está desligada de una profunda crisis religiosa, pues mientras la una habla de relativismo, la otra habla de absolutismo. No podría ser de otra manera pues los medios de comunicación nos infunden un sinfín de valores aparentes que se introducen en los hogares logrando así lo que se podría llamar un secularismo de valores y es por esto que se hace imperante y precisa la interiorización, la reflexión, la responsable toma de decisiones, el respeto y la cultivación de los verdaderos valores; aquellos sujetos a su norma y la praxis de la misma que debe ser en esencia siempre la misma; estos son los verdaderos valores, los que se adaptan más no cambian.

Esto es lo que se debe buscar vivir, valores que desde siempre han tenido un trasfondo religioso, lo vemos desde el inicio de las primeras comunidades cristianas y desde los inicios de las naciones independientes. Valores que nos llevan a través del Amor al prójimo más cerca de Dios y de nuestros hermanos humanos.