Queremos abrir el año 2012 tocando de primera
mano una noticia que alegra en general a toda la Iglesia, sus sacerdotes,
obispos, fieles, etc. Pues hablamos aquí del anuncio hecho por el Santo Padre
Benedicto XVI sobre la inauguración de un año santo de la fe en ocasión del
cincuenta aniversario del Concilio Vaticano II proclamado por el Beato Juan
XXIII, como una instancia para agradecer a Dios por el don que es el Vaticano
II para la Iglesia de nuestro tiempo y también para fortalecer la adhesión de
los fieles a la fe recibida de nuestros padres y en definitiva de los apóstoles
y sus legítimos sucesores.
Muchos que no saben que este gran
acontecimiento eclesial va de la mano también con el veinte aniversario de la
promulgación del catecismo de la Iglesia Católica, legado del tan querido Beato
Juan Pablo II en el año 1992. Estos dos acontecimientos van de la mano el uno
del otro. El Concilio; cuya intención ha sido explicitar y renovar la fe de la
Iglesia y hacerla actual para el dialogo con el mundo de hoy. Desde el comienzo
de su pontificado, el Papa Benedicto XVI se ha comprometido firmemente en
procurar una correcta comprensión del Concilio, rechazando como errónea la
llamada «hermenéutica de la discontinuidad y de la ruptura» promovida con
fuerza por los simpatizantes del difunto Mons. Marcel Lefevre y los adeptos de
la sociedad San Pio X, y promoviendo la que él mismo ha llamado «hermenéutica
de la reforma», de la renovación dentro de la continuidad del único
sujeto-Iglesia, que el Señor nos ha dado y cuya fe se mantiene intacta a través
de los siglos por las Sagradas Escrituras y la traidición.
Para la correcta celebración de este tan
esperado acontecimiento por muchos sectores de la Iglesia, la Congregación para
la Doctrina de la Fe ha elaborado una serie de indicaciones que ayudarían a los
fieles de todo el mundo ha vivir con renovada esperanza este particular tiempo
de gracia en la Iglesia. Entre ellas podemos encontrar el ferviente y el
constante aliento a los fieles de todo el mundo a peregrinar a la sede de Pedro
para profesar la fe de la Iglesia en comunión con aquel que ha sido llamado por
Dios para confirmar a sus hermanos, también es importante fomentar en las asociaciones,
parroquias o movimientos apostólicos el sentido de peregrinaje a Tierra Santa;
lugar que tuvo el privilegio de acoger a Jesucristo y a su santa madre, la
Virgen María.
El papel de María ha sido tomado por el Papa
Benedicto XVI como el ícono, el faro que debe, en este año, guiar a los fieles
a un encuentro más profundo y verdadero con el Rey de reyes; Jesucristo. Puesto
que quien mejor que María para llegar a conocer a Jesucristo, todo en la vida
de la Madre nos remite al Hijo y es ella quien verdaderamente puede educar a
los fieles en una correcta armonía por el camino de la piedad filial. Se
debería entonces alentar toda iniciativa que ayude a los fieles a conocer a
María y a amarla filialmente imitando su fe y virtud.
Este año será una ocasión propicia para
acoger con mayor atención las homilías, catequesis, discursos y otras
intervenciones del Santo Padre. Los pastores, personas consagradas y fieles
laicos serán invitados a un renovado compromiso de adhesión eficaz y cordial a
la enseñanza del Sucesor de Pedro.
Es importante también y como pedido especial
del Santo Padre a los obispos del mundo fomentar el estudio y la formación sobre
los principales documentos del Concilio Vaticano II, y del estudio del Catecismo
de la Iglesia Católica; para esto es aplicable difundir, leer y estudiar el
Youcat como una propuesta accesible a los jóvenes y que ha sido preparado
especialmente para ellos. Ocasión para profundizar en su significado y
aplicación en el mundo de hoy se darán a través de los diferentes encuentros
diocesanos, parroquiales, entre movimientos o asociaciones eclesiales, y en las
jornadas que las mismas organicen, prestando sobre todo especial atención a la
Jornada Mundial de la Juventud que se dará en Brasil, en la ciudad de Rio de
Janeiro en el 2013.
Ofrecerá a los jóvenes una ocasión
privilegiada para experimentar el gozo que proviene de la fe en el Señor Jesús
y de la comunión con el Santo Padre, en la gran familia de la Iglesia. Al
respecto, sería conveniente la realización de simposios, congresos y reuniones
de gran escala, incluso a nivel internacional, que favorezcan la comunicación
de auténticos testimonios de la fe y el conocimiento de los contenidos de la
doctrina de la Iglesia Católica. Demostrando que también hoy la Palabra de Dios
sigue creciendo y diseminándose, es importante que se dé testimonio de que en
Jesucristo «encuentra su cumplimiento todo afán y todo anhelo del corazón
humano» y que la fe «se convierte en un nuevo criterio de pensamiento y de
acción que cambia toda la vida del hombre».
Al final de este año, en la Solemnidad de
Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, tendrá lugar una Eucaristía
celebrada por el Santo Padre, en el que se renovará solemnemente la profesión
de fe.