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Testigos de la Luz

viernes, 2 de julio de 2010

publicidad & pecado


Me parece interesante hoy escribir sobre el sutil influjo del pecado en el mundo. Puede que sea un tema muy directo, pero hay casos en que en la vida cotidiana los influjos negativos y destructores del pecado ya sobrepasan la posible comprensión de los mismos.

A raíz del estreno de la película de taquilla Sin City, en una universidad de la ciudad de Santiago de Guayaquil hicieron publicidad a la misma y su objetivo principal era destacar las metas a las que busca llegar esta película. Sin duda alguna la campaña (en ese sentido) fue un éxito, pero para gente con criterio y valores morales era una campaña que incitaba a lo largo de su duración a las personas a que literalmente por esa semana hicieran “lo que les daba la gana” para ellos las reglas en ese periodo no existían. Y comento sobre todo esto pues realmente es doloroso ver como la cultura anti vida en la que está inmerso nuestro mundo y nuestra sociedad busca expresamente llegar al deterioro de la sociedad moral tal y como la conocemos.

«El pecado y el poder se imponen» dice el slogan de esta publicidad. En un estudio estadístico decía que está comprobado que en base a la aprehensión visual de cada 5 personas que ven una publicidad 1 está dispuesta a tomarla (en este caso la manera de pensar) y si contamos toda la publicidad que hay en el mundo y tomamos la cifra de todos los habitantes del mundo; la cantidad de gente que toma en serio estas publicidades es realmente alarmante. Muchos pueden pensar que por el modo de vivir de la cultura de hoy ese tipo de slogans y publicidades pasan desapercibidos para quien los ve cotidianamente; el mundo mismo implanta la idea en la persona de que eso es totalmente normal y que si a uno le parece mal nada puede hacer para cambiarlo pues como a la mayoría “le da lo mismo” nadie pelea porque no se pongan en las calles o centro públicos ese tipo de publicidad negativa.

Es de cuestionarse hoy la sutileza con la que nos dejamos llevar por las corrientes ideológicas y erradas del mundo actual. Publicidad creativa y atrayente que alienta a la dimisión de lo humano, que busca satisfacer sus necesidades mundanas de poder, placer y tener haciendo de este un ser sin sentido ni transcendencia. Este ejemplo tanto como muchos otros son signos tangibles de que nuestro mundo hoy está en crisis; vive cada día más sumergido en un humanitarismo sin razón donde la deidad es el “hombre-dios” y la doctrina es la que determine el desarrollo tecnológico.

Decía con mucha verdad el Santo Padre Benedicto XVI en una ocasión que «el tema del pecado se ha convertido en uno de los temas silenciados de nuestro tiempo» y es que bajo la excusa de una falsa “tolerancia” hacia las demás personas; incluso bajo los estandartes de la “paz” para con todos los hombres. ¡Esto es una mentira más, es falso! La Única paz verdadera nos la da el Señor Jesús que nos redime y nos permite vivir en la Gloria con Él.

«Hay que cultivar sentimientos de reconciliación -con Dios, conmigo mismo y con los demás- para ser artífices de la paz» nos dice el Santo padre, y es que tocar el tema del pecado no es buscar condenar sino más bien sanar y reconciliar esas heridas profundas y oscuras que no nos dejan ser primeramente verdaderos seres humanos. El pecado –nos enseña la Santa Madre Iglesia- es ruptura interior y hasta no reconocerlo como tal, presente en la vida del ser humano no podrá haber una lucha radical por ganar la anhelada conversión del corazón al Amor

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