Podríamos pensar que los eufemismos planteados en un principio a “favor de la vida del más apto” o “en defensa de la sociedad constitutiva” han ido en este último tiempo develando todo el esplendor de su verdadero mal, cierto es que la cultura de muerte extiende sus brazos de acción más allá del tema de la vida y la familia, más en este rubro el desarrollo de su problemática ha resaltado de mayor manera por la cuestión social y cultural inmersa en el sustrato católico de los pueblos sudamericanos.
Hoy Argentina y demás países a nivel mundial reconocen con voz imponente un “Sí; sí a la vida, sí a la familia” y en este sí de los gobernantes se ve la huella palpable de la identidad de sus pueblos, marcados desde antiguo por la seña de la evangelización constituyente.
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Esto no es sino una muestra del gran movimiento de las naciones y los pueblos a favor de la vida y la familia que se está dando en este último tiempo en respuesta radical a la anti-cultura de vida que las organizaciones de género y/u ciertas naciones promueven a los países principalmente del tercer y cuarto mundo. La “declaración de Buenos Aires” abre a los pueblos latinoamericanos la esperanza de la lucha por preservar los valores fundamentales de nuestra sociedad y de nuestra identidad; que la respuesta argentina nos sirva para seguir avanzando en este camino de crear un mundo cada vez más justo y reconciliado. Ante todas las expectativas que se tiene con esta organización, estaremos siguiendo de cerca lo acontecido con esta campaña internacional a favor de la vida y la familia.
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