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Testigos de la Luz

lunes, 19 de diciembre de 2011

¿Minimalismos hoy?


Qué raro puede ser tocar un tema sobre los diferentes minimalismos que existen, o mejor dicho, las diferentes aplicaciones en las que hoy por hoy hemos metido esta sencilla palabra. Es como si todo fuera aplicable a ella y ella pudiese explicarlo todo. Pero ¿de qué se trata? ¿Qué busca? ¿Por qué la usamos tanto?

El diccionario nos explica que lo minimalista viene de la misma raíz que la palabra mínimo y que busca referirse a las cosas, pensamientos o ideas desde lo más pequeño, desde lo más sencillo. Si nos damos cuenta es una palabra muy actual cuyo concepto esta dentro de mucho de lo que escuchamos o lo que vemos. A continuación presentaremos de forma sencilla algunas ramas en los que esta palabra está inmersa, el significado que alcanza para nuestros días y su gran influencia para nosotros hoy.

Por ejemplo, la filosofía minimalista. Esta expresión filosófica tiene todavía un concepto abstracto puesto que para muchos filósofos modernos es una aplicación más práctica que del pensamiento, busca llevarlo todo por el camino de la simplificación de lo conceptual. El termino es por primera vez acuñado por el inglés Richard Wollheim quien definió como minimalista a la corriente de pensamiento que buscaba retirar lo confuso y lo complejo de los conceptos filosóficos por expresiones y significados reducidos y más sencillos de entender para la masa de gente. Estuvo fuertemente influenciado por los autores del reduccionismo metodológico y del análisis simplificativo y definió su propuesta filosófica como algo “inmerso en la cultura y aplicable a todas las filosofías, maneras de pensamiento, etc.”

También existe el estilo de vida minimalista, o “vida sencilla” o también estilo “light”. ¿Qué bonito que suena este estilo de vida no? A primera vista nos atrapa la idea de vivir un estilo de vida más sencillo, sin tantas preocupaciones en la cabeza, etc. En fin pareciera que las oportunidades de fugar a la realidad que vivimos cada vez más toca a nuestra puerta con novedosos métodos para ver en cual caemos. Este famoso estilo de vida, que no pocos libros de autoayuda recomiendan se basa en: la propuesta ecologista de los fanáticos de Greenpeace que creen que hemos matado al planeta con el desarrollo industrial y tecnológico, también se mezcla con un mal entendido concepto de sencillez en donde se promueve vivir con la menor cantidad de cosas para reducir las necesidades básicas pues afirman que así el cuerpo tiene menos cosas por las que preocuparse y vive con un estado de relajación más constante, y es un ambientalismo extremo, en donde todo tiene que ser lo más simple posible; desde la forma de hablar hasta la forma de actuar. Todo a la mínima expresión.

Podemos ver también la corriente minimalista en la pintura. Ya no se escucha hablar en la pintura de hoy de detalles recargados y adornos como en las épocas del barroco o del roccoco, ahora las pinturas son super sencillas, expresiones mínimas con grandes explicaciones de fondo, ausencia de detalles, formas geométricas más simples y generales evitar las perspectivas radiales por las cuadradas y lineares, orden de las pinturas según su intensidad y predominantes colores pasteles y de baja tensión, no se divisan mezclas de colores, rosa cromática básica y todo esto para poder dar al ojo que las contempla una sensación de tranquilidad y apertura, de libertad y busca reflejar que la pintura respeta al observador, el orden en las formas y colores dice a quien la observa que así como se respeta ese orden se respeta la perspectiva, que no hay espacio para criticas, que todo debe ser sencillo pero irrefutable, no se puede alterar el orden.

Otra forma de expresión de este “pensamiento” lo vemos en la arquitectura. La mayoría de las edificaciones de la era post-moderna usan este estilo más “minimalista” para poder generar sensaciones de estabilidad y tranquilidad, buscan reflejar apertura, pureza de las formas, espíritu de paz. Mucho de esto lo vemos un poco en las corrientes como el feng shui y en teorías de arquitectura espacial. Se evitan las formas complejas, todo se forma a base de las más sencillas figuras geométricas. La filosofía que sigue este tipo de aplicación del minimalismo  es eminentemente pragmática, todo en el espacio debe ser útil, no hay espacio para lo que adorne, todo tiene una función dentro del espacio a cubrir. Existe un aparente orden de las formas escondido bajo la funcionalidad de cada parte de las edificaciones. Por encima parece como si nada estuviera mal en esto salvo este último detalle que se encuentra como enmascarado, escondido por sobre la predominancia del estilo. Las mascaras salen a relucir cuando se analiza con qué fin se construyo tal o cual edificación, cuando inspeccionamos la finalidad de la utilidad que tiene tal o cual espacio, aquí es donde el aparente orden que buscan reflejar no es tal y que todo se vuelve una visión superficial en pro de lo funcional, se descubre el sin fondo  de este estilo, que busca promover “lo limpio de las formas, lo sencillo, lo sobrio”

Minimalismo en los negocios, la última moda del día. Una más de las novedosas expresiones del minimalismo cargado de influencias new-age. Busca promover un estilo de negocio sobrio, donde en los ambientes de trabajo primen las influencias espirituales y un mal-entendido espiritualismo como filosofía laboral, donde no se admiten las “malas energías”, las inversiones en la fachada son primordiales, donde el gasto es mínimo a través de técnicas ambientalistas de reducción del consumo, técnicas límpias de manufacturas y el famoso “gasto blanco” acuñado por quienes promueven este tipo de negocios que busca reducir el gasto del negocio (maquinaria, planta y personal) y aumentar el gasto en investigación y en desarrollo del personal con capacitación humana, social donde se denomina inversión de campo. Una vez más una fachada de negocios al estilo green-peace donde en la máscara de negocios “mas humanos” se descubre por el análisis en aprovechamiento práctico y funcional de los ingresos de la compañía para enriquecer en una abundancia cada vez mayor a los dueños del capital, con buena publicidad por la parte social y buenas prácticas laborales por la inversión en el personal, y con un market share mayor por la aparente novedad de los negocios “verdes”

Y aún son más y más las aplicaciones que tiene el famoso minimalismo en nuestro estilo y ritmo de vida hoy. Y no es que sea del todo pernicioso, mas las consecuencias que puede tener para el hombre de hoy y del futuro pueden ser de gran daño sino aprendemos a encauzar rectamente la aplicación de esta corriente de pensamiento. Que lo funcional no sea motivo para dejar de lado la expresión de fondo ni la redireccione cambiándola en otra cosa distinta. El minimalismo rectamente orientado puede expresar de forma sencilla realidades complejas o significados de fondo importantes, no puede enseñar a comunicar de manera más simple largas definiciones sobre algo. Y merece ser usado para engrandecer al hombre y lo que lo rodea y no para mermarlo con superficialismos o absurdos.

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