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Testigos de la Luz

viernes, 16 de julio de 2010

¡Un astro del fútbol que lucha por ser santo!


Hace poco navegando en el internet encontré una noticia que realmente me asombro –no pensemos que por algo malo- sobre un testimonio, vivo, actual y comprometido de vida cristiana. La Agencia Católica de Información Aciprensa comenta en una nota el testimonio de conversión y vida cristiana de uno de los grandes futbolistas del mundo, concuerdo con ellos al mencionar que el acontecimiento es un real gol espiritual.

Wesley Sneijder, futbolista y talento mundial del equipo de Holanda, nace un 9 de junio de 1984 y desde muy pequeño estuvo en su mente y en su vida la pasión futboística. “el pitbull” como algunos le dicen ha pertenecido siempre al club holandés Ajax de Amsterdam hasta que fue fichado por el Real Madrid en el 2007. Nos comenta un poco de este astro del futbol la revista deportiva Fútbol 91 «Un “talentoso” que puede jugar de volante central y encargarse del medio solito, como lo hizo en su Selección. También puede ponerse el conjunto al hombro y jugar a la pelota.»

-Él- comenta Aciprensa «a fines de mayo se convirtió al catolicismo y se bautizó en una capilla de Milán». Su conversión fue radical, no vaciló, no espero. Se decidió y se preparo para acoger a Cristo en su corazón con todo lo que ello conlleva para un cristiano que busca ser cada día más coherente con su fe. Nos explica Sneijder que mucho tuvo que ver en su conversión su amigo y compañero Javier Zanetti quien es católico practicante y como tal fidelísimo devoto de la Virgen María. Por eso con confianza repetimos aquella sentencia que dice “la amistad es fuente de fidelidad”.
Sneijder comenta que ya desde Sudáfrica 2010 «reza todos los días y los domingos va a misa y comulga». Ha comentado a la prensa mundialista que espera casarse por la Iglesia Católica luego del mundial. También nos comenta la nota que Wesley tiene «un rosario que siempre lleva en su cuello».

¡Qué gran pilar esta noticia! El astro del futbol, consiente en su interior del clamor de S.S. Juan Pablo II a los deportistas del mundial de Italia `90: «Os están mirando los deportistas de todo el mundo. ¡Sed conscientes de vuestra responsabilidad! No sólo el campeón en el estadio; también el hombre con toda su persona ha de convertirse en un modelo para millones de jóvenes que tienen necesidad de líderes y no de ídolos». Vive su fe con especial coherencia y fidelidad, acoge al Señor Jesús como modelo, le entrega su talento, su Don y pone su vida hoy como ejemplo para edificación de las nuevas generaciones.

Su fe está llena alegría, su vida ahora es gozo como nos lo expresan sus palabras. ¡Es un testimonio actual y eficaz de quien vive su fe con alegría! y este acontecimiento reclama de nosotros una respuesta activa ante el mundo de hoy.
Sneijder nos demuestra que es posible ser verdaderamente cristiano, fiel al Papa y a los Obispos, firmes en la esperanza, la alegría y la caridad.

viernes, 2 de julio de 2010

publicidad & pecado


Me parece interesante hoy escribir sobre el sutil influjo del pecado en el mundo. Puede que sea un tema muy directo, pero hay casos en que en la vida cotidiana los influjos negativos y destructores del pecado ya sobrepasan la posible comprensión de los mismos.

A raíz del estreno de la película de taquilla Sin City, en una universidad de la ciudad de Santiago de Guayaquil hicieron publicidad a la misma y su objetivo principal era destacar las metas a las que busca llegar esta película. Sin duda alguna la campaña (en ese sentido) fue un éxito, pero para gente con criterio y valores morales era una campaña que incitaba a lo largo de su duración a las personas a que literalmente por esa semana hicieran “lo que les daba la gana” para ellos las reglas en ese periodo no existían. Y comento sobre todo esto pues realmente es doloroso ver como la cultura anti vida en la que está inmerso nuestro mundo y nuestra sociedad busca expresamente llegar al deterioro de la sociedad moral tal y como la conocemos.

«El pecado y el poder se imponen» dice el slogan de esta publicidad. En un estudio estadístico decía que está comprobado que en base a la aprehensión visual de cada 5 personas que ven una publicidad 1 está dispuesta a tomarla (en este caso la manera de pensar) y si contamos toda la publicidad que hay en el mundo y tomamos la cifra de todos los habitantes del mundo; la cantidad de gente que toma en serio estas publicidades es realmente alarmante. Muchos pueden pensar que por el modo de vivir de la cultura de hoy ese tipo de slogans y publicidades pasan desapercibidos para quien los ve cotidianamente; el mundo mismo implanta la idea en la persona de que eso es totalmente normal y que si a uno le parece mal nada puede hacer para cambiarlo pues como a la mayoría “le da lo mismo” nadie pelea porque no se pongan en las calles o centro públicos ese tipo de publicidad negativa.

Es de cuestionarse hoy la sutileza con la que nos dejamos llevar por las corrientes ideológicas y erradas del mundo actual. Publicidad creativa y atrayente que alienta a la dimisión de lo humano, que busca satisfacer sus necesidades mundanas de poder, placer y tener haciendo de este un ser sin sentido ni transcendencia. Este ejemplo tanto como muchos otros son signos tangibles de que nuestro mundo hoy está en crisis; vive cada día más sumergido en un humanitarismo sin razón donde la deidad es el “hombre-dios” y la doctrina es la que determine el desarrollo tecnológico.

Decía con mucha verdad el Santo Padre Benedicto XVI en una ocasión que «el tema del pecado se ha convertido en uno de los temas silenciados de nuestro tiempo» y es que bajo la excusa de una falsa “tolerancia” hacia las demás personas; incluso bajo los estandartes de la “paz” para con todos los hombres. ¡Esto es una mentira más, es falso! La Única paz verdadera nos la da el Señor Jesús que nos redime y nos permite vivir en la Gloria con Él.

«Hay que cultivar sentimientos de reconciliación -con Dios, conmigo mismo y con los demás- para ser artífices de la paz» nos dice el Santo padre, y es que tocar el tema del pecado no es buscar condenar sino más bien sanar y reconciliar esas heridas profundas y oscuras que no nos dejan ser primeramente verdaderos seres humanos. El pecado –nos enseña la Santa Madre Iglesia- es ruptura interior y hasta no reconocerlo como tal, presente en la vida del ser humano no podrá haber una lucha radical por ganar la anhelada conversión del corazón al Amor