Sucribete a nuestro feed

Testigos de la Luz

lunes, 27 de diciembre de 2010

Una nueva clase de intelectuales al servicio del hombre

"Mirad cómo el labrador espera el fruto precioso de la tierra, aguardándolo con paciencia" (St 5, 7). Queridos amigos, a nosotros, inmersos en una sociedad cada vez más dinámica, nos puede parecer sorprendente esta invitación que hace referencia al mundo rural, que sigue el ritmo de los tiempos de la naturaleza. Pero la comparación elegida por el Apóstol nos llama a dirigir la mirada al verdadero y único "labrador", el Dios de Jesucristo, a su misterio más profundo que se ha revelado en la encarnación del Hijo. De hecho, el Creador de todas las cosas no es un déspota que ordena e interviene con poder en la historia; más bien, es como el labrador que siembra, hace crecer y dar fruto. También el hombre puede ser, con él, un buen labrador, que ama la historia y la construye en profundidad, reconociendo y contribuyendo a hacer que crezcan las semillas de bien que el Señor ha dado.

El Verbo encarnado os pide que compartáis con él la paciencia para "construir". Construir la propia existencia, construir la sociedad, no es una obra que puedan realizar mentes y corazones distraídos y superficiales. Se requiere una profunda acción educativa y un continuo discernimiento en los que debe participar toda la comunidad académica, favoreciendo esa síntesis entre formación intelectual, disciplina moral y compromiso religioso que el beato John Henry Newman propuso en su "Idea de Universidad". En nuestros tiempos se siente la necesidad de una nueva clase de intelectuales capaces de interpretar las dinámicas sociales y culturales, ofreciendo soluciones no abstractas, sino concretas y realistas. Es muy importante la presencia de jóvenes universitarios preparados, que desean comunicar a sus coetáneos la fecundidad de la fe cristiana no sólo en Europa, sino en todo el mundo."


Extractos de la Homilía pronunciada por Su Santidad el Papa Benedicto XVI a los estudiantes de las universidades romanas, africanas y españolas, en el encuentro en Plaza San Pedro. 26-dic-2010

domingo, 19 de diciembre de 2010

¿Santa Claus o San Nicolás?

A continuación les dejó con una interesante reflexión que encontré en una revista electrónica sobre el origen de quien hoy conocemos como Santa Claus. Me parece interesante puesto que el modelo de San Nicolas para el mundo de hoy revive en nosotros el espíritu solidario y la caridad. y es que el Amor de Dios se ve especialmente representado en el Amor al prójimo; no es cuestión de regalos, Coca-Cola y la familia, sino más bien la navidad es pues el momento preciso en donde Dios se acerca a nosotros como niño y nos pide ser solidarios con Él, saliendo así a nuestro encuentro en nuestros hermanos y hermanas necesitados. vivamos pues la Navidad con ese espíritu solidario y buscando a través del Amor al prójimo, acercarnos cada vez más al Señor Jesús; El Reconciliador.


La imagen de Santa Claus, el viejecito regordete y sonriente que trae regalos a los niños buenos el día de Navidad, tuvo su origen en la historia de San Nicolás.

Nicolás nació en una antigua provincia de Asia Menor, en el siglo IV. La capital, Mira, estaba cerca del mar (hoy, corresponde al sudoeste de Turquía) y era una sede episcopal. Nicolás fue escogido obispo de esta sede y ahí se hizo famoso por su extraordinaria piedad. Estuvo encarcelado por defender su fe durante la persecución de Diocleciano. Sus reliquias se encuentran en el pueblo de Bari, Italia.

Existen varias leyendas que hablan acerca de la vida de este santo:
Se dice que fue heredero de una gran fortuna, misma que dedicó a ayudar a los pobres que conocía. Nicolás era feliz ayudando a los demás, especialmente a los pobres y a los esclavos. Era bueno, generoso y tenía un gran sentido del humor.
En cierta ocasión, el jefe de la guardia romana de aquella época, llamado Marco, quería vender como esclavo a un niño muy pequeño llamado Adrián y Nicolás se lo impidió. 

En otra ocasión, Marco quería apoderarse de unas jovencitas si su padre no le pagaba una deuda. Nicolás se enteró del problema y decidió ayudarlas. Tomó tres sacos llenos de oro y en la Noche de Navidad, en plena obscuridad, llegó hasta la casa y arrojó los sacos por la chimenea, salvando así a las muchachas.

Marco quería acabar con la fe cristiana, mandó quemar todas las iglesias y a encarcelar a todos los cristianos que no quisieran renegar de su fe. Así fue como Nicolás fue capturado y encarcelado. 
Cuando el emperador Constantino se convirtió a la fe católica, liberó a todos los cristianos y Nicolás era ya viejo. Cuando salió de la cárcel, tenía la barba crecida y blanca y llevaba sus ropajes rojos, que lo distinguían como obispo. Con todo, los largos años de cárcel no lograron quitarle su bondad y su buen humor.

Los cristianos de Alemania tomaron la historia de los tres sacos de oro echados por la chimenea el día de Navidad y la imagen de Nicolás al salir de la cárcel, para entretejer la historia de Santa Claus, viejecito sonriente y gordinflón, vestido de rojo, que entra por la chimenea el día de Navidad para dejar regalos a los niños buenos.

El Nombre de Santa Claus viene de la evolución paulatina del nombre de San Nicolás: St. Nicklauss, St. Nick, St. Klauss, Santa Claus, Santa Clós.

Para dar un sentido cristiano a la tradición: El ejemplo de San Nicolás nos enseña a ser generosos, a dar a los que no tienen y a hacerlo con discreción, con un profundo amor al prójimo. Nos enseña a estar pendiente de las necesidades de los demás, a salir de nuestro egoísmo, a ser generosos no sólo con nuestras cosas sino también, con nuestra persona y nuestro tiempo. 

La Navidad es un tiempo propicio para imitar a San Nicolás en sus virtudes. Cada año, parece como si el espíritu de Nicolás efectivamente viniera a la tierra y se introdujera a todas las casas de manera misteriosa (tal vez por la chimenea), influyendo en todas las personas, que en esta época se muestran más dispuestos que nunca a dar regalos, desprenderse de lo propio y ayudar a los demás. Seguramente, San Nicolás ha de sonreír desde el Cielo, al ver cómo la gente se vuelve generosa y desinteresada, ocultando su identidad detrás de la imagen exagerada y graciosa de él mismo.


Por: Teresa Fernandez, Revista electrónica - catholic.net 

domingo, 12 de diciembre de 2010

Hambre de Verdad....

Esta semana curiosamente tuve varios encuentros accidentados con diversas personas que abordaban desde múltiples ambientes y temas el tema de la verdad.  Ellos todos me cuestionaron profundamente y me puse a reflexionar sobre el tema de la Verdad.

Su Santidad Juan Pablo II desde siempre defendió que el hombre es un buscador de la Verdad, tiene hambre por conquistar la verdad y en este mundo hay no pocas cosas que nos remiten a esa hambre profunda de todo ser humano.  

Por ejemplo yo tengo tres que muy superficialmente esta semana me remitieron a eso:

Caso 1: una joven caminando por la calle le dice a un joven que camina con ella: “Mira, yo tan solo busco que haya como mínimo en una persona honestidad, eso es lo más importante”.

Caso 2: un amigo con el converse me dice: “Mira, hoy por hoy la gente no es honesta. Mira este rollo por Wikileaks, tanto secreto es solo basura. Yo busco ser real, honesto pues lo que me llena realmente es ser quien soy de verdad.”

Caso 3: una persona me comentaba: “la verdad hoy es como cualquiera la quiera ver, está a la medida; eso muchos lo pueden decir, pero nadie puede negar que aún así existe la verdad. Nunca la podrán negar por más difuminada que esté”

Todo esto me cuestiona. Sobre todo hoy que la verdad ya no tiene un peso en el día a día de nuestro mundo hodierno. La gente hace cosas en pro de la verdad, pero no de una verdad absoluta, no de una verdad fija sino más bien a medida en pro de la propia verdad. Así como dicen hoy “el rojo es el nuevo blanco” de igual manera “el subjetivismo es la nueva verdad”.

Pero ante este fenómeno asesino de la persona y de quien es. Hay algo que cuestiona; una especie de fuerza interior en cada ser humano que llama a prestarle atención. Se requiere hoy enfoque, visión y silencio para descubrir como hoy a pesar de todo, el hambre por la verdad por más que se acalle no muere. ¡Vive!, vive silente en el corazón y el pensar de cada una de las personas. Influye, sí. Día a día muy superficialmente vemos como las personas en su interior si buscan la verdad y vivir según la Verdad, el Bien y la Belleza. Según Cristo «Camino, Verdad y Vida» de todo hombre y mujer vivientes.

Hoy por hoy la búsqueda por la Verdad es para cristiano su misión y para esto, su particular ambiente, su campo de acción. Ningún católico puede hoy vivir en el mutismo permisista de estos crímenes contra la persona. Pues vivir en la mentira es para la persona un crimen, porque atenta contra quién es y contra quien está llamado a ser. Creado por la Verdad para en su vida toda plenificarse a través de la Verdad.

No podemos hoy callar, nos urge anunciar. Particularmente en este tiempo de adviento estamos en un tiempo de por sí privilegiado que la Iglesia nos ofrece para vivir en la conversión el anuncio y para ver en ese anuncio el Amor que se hace vida también en nuestros corazones.
Vivamos este adviento, pues, buscando en Él la verdad que anida en lo profundo de nuestros corazones y viviendo cada vez más según eso acerquémonos alegres a contemplar al Niño que nace, al Dios que se hace pequeño y que ilumina nuestras existencias con el resplandor de su Divinidad; con la Luz de la Verdad.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Un primer lucero...

Un primer lucero se enciende,
en el horizonte color de luna se prende,
resuenan trompetas,
los pastores atienden,
se escuchan cantos poetas,
resuenan de lejos,
las alabanzas proféticas.

El primer lucero se enciende,
se vierte prístino
en los corazones de la gente,
se enciende en cada mirada,
en cada ambiente.
Se enciende hoy,
se enciende siempre,
en cada corazón y en cada mente
que lo anhelan sin cesar sinceramente.

Si mi todo está también dispuesto,
allí también el lucero se enciende,
se vierte en mi ser gustosamente,
en mi alma reside ardiente.

Me pide llevarlo también a otros,
me pide mostrarlo hoy y siempre a todos.

domingo, 28 de noviembre de 2010

El martirio en nuestros tiempos

En este último año hemos visto en no pocos medios informativos, la creciente cantidad de católicos alrededor del mundo que por defender su Fe han sido perseguidos sin descanso y hasta muertos por el simple hecho de proclamar ante el mundo y sus países que son católicos.
La mayoría de estos casos los hemos visto en medio oriente, más precisamente por  los países árabes y alrededor  de ese sector del mundo. Todo esto que le comento no es novedad alguna, en todo tiempo la Iglesia ha sufrido las bajas de sus fieles por la defensa de su Fe.

Ya el Siervo de Dios Juan Pablo II nos lo confirmaba al decir que «en este último tiempo están apareciendo por todo el mundo mártires, pero no solo a causa de su fe, sino también por causas de injusticia, violencia, guerras y hambruna».  El informe de la AIS para el 2010 sobre la libertad religiosa en el mundo que se presentó esta semana en la ciudad de Roma, nos dice entre sus resultados publicados que el número de cristianos perseguidos o discriminados en el mundo, asciende hoy a 200 millones.

Pero ¿qué sucede con todo esto? ¿Podríamos decir que se repite hoy a mayor escala la persecución a los cristianos de los primeros siglos del cristianismo, o la de los cristeros en México, o la persecución en España, o la de áfrica, entre otras no tan conocidas? La respuesta a esto es que  sí. Efectivamente es una repetición de lo ya acontecido en la antigüedad. Cierto es que ahora se da de diferente forma, ya sea por el contexto cultural, el interés social, la tecnología, el avance de los medios de comunicación, etc. Pero en esencia es exactamente lo mismo. Este mal vuelve hoy con otro nombre.

Hemos conocido el caso más reciente y público que ha habido a nivel mundial, que es el caso de Asia Bibi quien reside en un pueblo en donde su familia en conjunto con 6 familias más son las únicas católicas. A Asia la condenaron a muerte por decir a voz pública que ella no era musulmana como la mayoría de las familias de su pueblo, sino que era una fiel «Católica, Apostólica, Romana». La condenaron a la pena de muerte en Pakistán, bajo la denominada ley de la blasfemia, cuya real función ha salido a la luz desde que sucedió el arresto a esta mujer.

La Ley de la blasfemia, que es considerada para muchos como una ley para proteger la religión musulmana de las doctrinas heréticas que se pueden gestar en su interior, supuestamente debe proteger también a las demás religiones oficiales minoristas en países de mayoría musulmana. Pero en nuestros días, es considerada como el arma principal de los musulmanes para perseguir a sus “herejes” de las minorías cristianas alrededor del mundo. Vemos presente hoy esta “ley contra la blasfemia” en países como Indonesia, Pakistán, Irán, Irlanda, Finlandia y entre otros países del medio oriente y Europa donde los grupos musulmanes han ido ganado injerencia política y social.

Así como el caso de Asia Bibi, hay muchos otros alrededor de todo el mundo que sufren daños, violencia o discriminación social por el simple hecho de ser católicos. Acá realmente no está la primacía de tal o cual religión. Lo que vemos acá no es sino otra demostración de los alcances de la dimisión de lo humano que se nos presenta en el mundo hodierno, con cara de modernización y actualidad. Sí; es la dignidad de cada una de esas personas, su integridad, su unicidad lo que está en juego en cada mofa, burla, ataque o agresión que se comete contra el católico hoy en día.  Mas es el Señor quien nos ha dicho «El mundo los odiará, pero recuerden que me ha odiado a mí primero»,  «No teman pues yo he vencido» y «estaré con ustedes todos los días hasta el fin de mundo». 

martes, 16 de noviembre de 2010

Señor, vengo hoy a abandonarme...

Señor, vengo hoy a abandonarme en Ti.
Abrazarte confiado como el niño con su madre,
abandonarme en la seguridad de tu presencia,
me aparezco confiado en tu dulzura,
en ese Tu amor que me acoge con ternura....

Ante el mundo en el que vivo hoy,
busco confiar más en Ti y donarme.
Donarme como Tú a los hombres que te buscan,
a los que te persiguen y te añoran.
Ser por Ti para ellos una luz de esperanza,
de Tú esperanza...

Por eso busco abandonarme y confiar,
por eso añoro soltar pronto las ataduras
de mi niñez, de mi inmadurez.
Para así empezar a andar,
primero contigo caminar,
luego correr,
luego volar,
explorar y conquistar....

domingo, 7 de noviembre de 2010

Sobre todo el amor

Sobre todo el Amor…
He escogido este título para el escrito de hoy pues me parece realmente pensado, visto y reflexionado. Con este título la casa editora Sal Terrae publica gracias a la Librería Editrice Vaticana una antología de textos del Papa Benedicto XVI en donde reflexiona que  «Dios no es un principio abstracto ni un producto de nuestro pensamiento o de nuestra orientación política. La llamada que Dios nos hace es, sobre todo, una llamada de Amor, y ser cristianos es responder a su Amor.» Si bien es cierto que este libro trata de reflexionar sobre la vida consagrada, sus experiencias y misterios hermosos, sirve de igual manera para todo cristiano que se esfuerza día a día por corresponder al Señor y ser fiel de esa manera a esa su identidad más profunda. A ese ser cristiano en todo tiempo.

Revisando unos apuntes que hice hace algunos meses encontré uno que me gusto bastante y que encuentra cabida con este texto del Papa que nos habla hoy de nuestra identidad, de nuestra mismidad.  El ser humano vive en tensión, una tensión de doble tendencia. Por un lado están las tendencias interiores que buscan la plenitud de la verdad, el bien y la belleza; luego están las tendencias más exteriores generadas en la persona por culpa de la concupiscencia que buscan el poder, el placer y el tener.
Esto lo podemos ver cuando San Pablo nos comenta «Hago el mal que no quiero y dejo de hacer el Bien que si quiero» es pues un extraño desvarío que el hombre tiene en sí mismo desde el instante del pecado original de nuestros primeros padres.

La persona por el pecado está roto por dentro, dividido en sí mismo no encuentra –o se le hace difícil encaminarse- un rumbo por el cual dirigirse a su plenitud más grande, hacia su felicidad. Solo el Amor puede volver a unirlo, porque es la única fuerza en la existencia que puede contener en sí misma la alegría y el dolor, el gozo y la tristeza; en fin porque es lo único que no se agota, sino más bien se despliega y se desarrolla en ambos. En una corrige y purifica y en la otra se da y se perfecciona.

El amor lo sabe todo, lo arregla todo y todo lo puede. En la experiencia de la vida humana tan solo los recuerdos de una experiencia de amar es lo que al final nos queda. Todo lo demás pasa, pero haber amado realmente alguna vez nunca se olvida. Al fin y al cabo es la esencia de la existencia misma, pues la perfección de la creación no tiene explicación fuera del amor. Por tal motivo solo el amor es capaz de curar esa dualidad interior del hombre, ese desvarío, esa contrariedad.

Nos dice el Papa ««Nosotros hemos creído en el Amor» [1 Juan 4,16]. Esto es lo que define a los cristianos, lo que constituye el núcleo más íntimo de la experiencia cristiana. Y merece ponerlo de relieve precisamente hoy, en un momento en que el cristianismo aparece a los ojos de muchos como pura doctrina moral o una mera visión del mundo entre otras muchas opciones.»

Por esto es importante retomar el pensamiento del cristiano sobre lo que es la esencia de la vida y también de la Fe. Pues cambia la vida cuando se vive en función del verdadero Amor. Muchas veces el cristiano de hoy  -que se ve atacado exhaustivamente por los embates de un mundo que se aleja cada vez más de Dios y del amor, donde la solidaridad se llama ahora responsabilidad social y las vocaciones un “trabajo sin fines de lucro”-  se olvida del amor que lo constituye y poco a poco va flaqueando su fe, es entonces donde debemos retornar la mirada a lo esencial, a lo primordial para seguir caminando, seguir luchando con la frente en alto por ganar este mundo para Dios.

jueves, 23 de septiembre de 2010

¿Conoces a Benedicto XVI?

A veces escucho de varias personas comentarios que podrían resultar de alguna manera hirientes y desencarnados hacia quien es el Papa Benedicto XVI. muchos piensan: "si fuera como Juan Pablo II", "si tuviera ese carisma cercano de otros Papas", "es muy viejo", "es radical". entre otras.
Esto tan solo demuestra cuan poco conocemos del Santo Padre; ciertamente no es Juan Pablo II, pero sin duda los signos de los tiempos nos indican que este Papa actual es, sin duda alguna, el Vicario que el Señor ha dispuesto para este preciso momento en la historia de nuestras vidas y del mundo. Tal vez en vez de pensar en sus supuestos "defectos" podríamos preguntarnos: como católicos ¿Qué me impide acercarme a este Siervo del Señor?¿Porqué no he puesto todo de mí para conocerle y saberle cercano? ¿Porque no le he buscado? ¿Qúe paradigma , que engaño esta embotando mi mirada?
Sin dudarlo puedo decir que el Santo Padre Benedicto XVI es el Papa de nuestros tiempos, un hombre de Dios, cercano, alegre, firme, veraz, un hombre que transmite alegría y mucha paz. basta echar una mirada profunda y reverente a cuanto hasta ahora ha hecho para conocerle y amarle y es por esto que he subido este video que encontre en internet sobre el Papa. 
Como católicos debemos conocerle siempre más y quererle cada día mucho más, rezar por él y por su ministerio, para que desde la cátedra de Pedro pueda guiar con la ayuda del Señor a su rebaño.

martes, 21 de septiembre de 2010

Apóstoles de nuestro tiempo

Hace poco, navengado por internet encontre un texto muy hermoso del Venerable Papa Juan Pablo II, donde va poco a poco explicando a través de un lenguaje cercano y sencillo lo que podríamos definir como el concepto de "Apóstoles de nuestro tiempo". y me llama singularmente la atención, debido a que muchas veces pensamos como jóvenes que dedicar la vida por la causa del Evangelio es algo aburrido, opresivo y esquematizante, entre otros argumentos que he ido escuchando. Como si ser apóstoles de Cristo hoy, fuera necesariamente o ponerse la sotana y rezar todo el día o vivir en un claustro espriritual, pero no es así y el Santo Padre lo defiende muy bien. ¡Hoy necesitamos jóvenes que se la juegen por Cristo, que esten dispuestos a darlo todo por el en medio del mundo. no afuera en la soledad! el mundo también busca la felicidad y necesitamos de gente joven y dispuesta a llevar con alegría el mensaje de felicidad plena que Cristo nos propone con la Iglesia.  Se los dejo para relfexionar....

"
Necesitamos Santos...
Necesitamos santos sin velo, sin máscara.
Necesitamos Santos de pantalones jeans y championes.
Necesitamos Santos que van al cine, escuchen música y pasean con los amigos.
Necesitamos Santos que coloquen Dios en primer lugar, pero que sobresalgan en la universidad.
Necesitamos Santos que buscan tiempo cada día para rezar y que sepan enamorar en la pureza y castidad, o que consagren su castidad.
Necesitamos Santos modernos, Santos del siglo XXI con una espiritualidad insertada en nuestro tiempo. Necesitamos Santos comprometidos con los pobres y los necesarios cambios sociales.
Necesitamos Santos que vivan en el mundo, se santifiquen en el mundo y que no tengan miedo de vivir en el mundo.
Necesitamos Santos que tomen Coca-cola y coman panchos, que usen jeans, que sean internautas, que escuchen discman Necesitamos Santos que amen la Eucaristía y que no tengan vergüenza de tomar un refrigerio o comer pizza el fin-de-semana con los amigos.
Necesitamos Santos que les guste el cine, el teatro, la música, la danza, el deporte.
Necesitamos Santos sociables, abiertos, normales, amigos, alegres, compañeros.
Necesitamos Santos que estén en el mundo; y sepan saborear las cosas puras y buenas del mundo, pero que no sean mundanos.
"
S.S. Juan Pablo II

miércoles, 15 de septiembre de 2010

¡Mi vida, pues, un disparo a la eternidad!


A veces me pongo a pensar en cuantas veces a uno se le olvida en su identidad, su trascendencia. Muchas veces pensamos que todo se queda acá, que todo depende de como me valla aquí en lo que hago y en lo que dejo de hacer. Si pensar en que la muerte es el momento en que todo se va a acabar, que infelicidad nos daría acercarnos a la vejez. Pero si pensamos en la "hermana muerte" -como varios autores la llaman- como aquella que nos conducirá a esa existencia infinita, a ese encuentro con Dios cara a cara, la cosa cambia y ahora todo es espera y esperanza. ya no es un acontecimiento negativo, más bien es la alegría del encuentro definitivo.
Navegando en Internet encontré una reflexión del Santo Padre Hurtado sobre la eternidad. sobre como toda mi vida es siempre con Cristo un disparo a la eternidad. se las dejo....

"La naturaleza de Dios: Santo, Santo, Santo; armonía, orden, belleza, amor. Dios es Amor; Omnipotente; Eterno. Pensemos cuando el mundo no existía... Imaginemos el acuerdo divino para crear... El primer brotar de la materia. La evolución de los mundos. Los astros que revientan. Los millones de años. «Y Dios en su eternidad». ¡Todo depende de Dios!, y, por tanto, ¡la adoración es la consecuencia más lógica de mi dependencia total!
La oración, que a veces nos parece inútil, ¡qué grande aparece cuando uno piensa que es hablar y ser oído por quien todo lo ha hecho! A Dios que no le costó nada crear el mundo ¿qué le costará arreglarlo?, ¿qué le costará arreglar un problema cualquiera? Tanto más cuanto que nos ama: ¡Nos dio a su Hijo! (Jn 3,16). A veces un desaliento porque no comprendo a Dios, pero, ¿cómo espero comprenderlo, yo que ni comprendo sus obras? Consecuencia: mucho más orar que moverme. Además que en el moverme hay tanto peligro de activismo humano.

¿Y yo? Ante mí la eternidad. Yo, un disparo en la eternidad. Después de mí, la eternidad. Mi existir un suspiro entre dos eternidades. Bondad infinita de Dios conmigo. Él pensó en mí hace más de cientos de miles de años. Comenzó, si pudiera, a pensar en mí, y ha continuado pensando, sin poderme apartar de su mente, como si yo no más existiera. Si un amigo me dijera: los once años que estuviste ausente, cada día pensé en ti, ¡cómo agradeceríamos tal fidelidad! ¡Y Dios, toda una eternidad!

¡Mi vida, pues, un disparo a la eternidad! No apegarme aquí, sino a través de todo mirar a la vida venidera. Que todas las creaturas sean transparentes y me dejen siempre ver a Dios y la eternidad. A la hora que se hagan opacas me vuelvo terreno y estoy perdido.
Después de mí la eternidad. Allá voy y muy pronto. Cuando uno piensa que tan pronto terminará lo presente uno saca la conclusión: ser ciudadanos del cielo, no del suelo.

¡Vivir, pues, en visión de eternidad! Cuánto importa refrescar este concepto de eternidad que nos ha de consolar tanto. La guerra, los dolores, todo pasa ¿Y luego? Nada te turbe, nada te espante, ¡Dios no se muda!. Y después de la breve vida de hoy, la eterna. ¡Hijitos míos! No os turbéis. En casa de mi Padre, hay muchas moradas (cf. Jn 14,2). La enseñanza de Cristo está llena de la idea de la eternidad."

sábado, 4 de septiembre de 2010

La dictadura del relativismo



En esta última semana hay algo que de sobremanera me ha cuestionado. Creo que nunca nadie se ha puesto a contar las veces en un día que las personas ante cualquier argumento pueden llegar a decirte: “tranquilo, que todo es relativo”. En busca de alguna respuesta ante lo común de este fenómeno, he ido investigando, leyendo y preguntando cómo es que esto se da en nuestros días y porque, así es como navegando en internet encontré este video que dice mucho de cómo el mundo se ha empeñado en implantar en nosotros la famosa ideología del relativismo y como esta nos dice que ante todo siempre hay que decir y/o pensar que realmente todo es relativo.

El Santo Padre nos dice que «el relativismo, es decir, el dejarse llevar “zarandeados por cualquier viento de doctrina” parece ser la única actitud que está de moda. Se va constituyendo así una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que solo deja como última medida el propio yo y sus ganas» es notable pues como esta era –denominada como la era de las comunicaciones- se nos presenta como la solución ante la problemática comunicacional del ser humano, disfrazada de comunión el mundo poco a poco va dando forma a algo que personalmente me gusta llamar “la utopía de unidad”, este sueño ideal para las masas de las personas que en su interior ansían desplegarse en el compartir y en el amor.

En nuestros días el orgullo que mora en los corazones de la gente parece encerrar las mentes de las personas en un absolutismo moral personal apoyado en la famosa imprecación “seréis como Dios” cada persona para el mundo de hoy es en sí mismo criterio de validez y de verdad. Siguiendo esta línea del mundo podemos pensar que incluso los locos en realidad no están locos pues uno de los síntomas de la demencia es no reconocer el hecho de la propia locura; el loco en su interior piensa que él es totalmente cuerdo en sus acciones y que lo que está afuera de él es lo que está mal. En el mundo actual es pues muy claro ver como cada persona camina al vaivén de los vientos de la vida, sin un rumbo fijo, en un sin sentido interminable, viviendo una falaz felicidad, una vida cómoda “alejada de los problemas.

La verdad ya no determina, todo es pensamiento, todo es personal. Así nos dice Don Luis Fernando Figari que «en la actual confusión del hombre sobre si mismo [que termina] en un psicologismo» se va tomando la postura de que todo pensamiento o idea es ideología cuando en realidad las cosas no son así y es pues bajo esta premisas absurdas como las mentes del mundo buscan socavar lo absoluto de la verdad inmutable y le dan cabida a la “apertura”, designando a este fenómeno como positivo del progreso del hombre de nuestros tiempos. ¿Un poco sin sentido verdad?

Pero el relativismo no hay que verlo desde la óptica fatalista y apocalíptica con la que muchos cristianos la ven, nada de eso. Ante todo el Señor nos da la esperanza que es lo último que se pierde y hoy más que nunca no podemos dejar que un mundo sin rumbo y sin sentido nos quite nuestra felicidad, nuestra esperanza. Es el Redentor quien en desde lo más profundo de su corazón nos dice «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» «Yo soy». Nuestra postura ante esta problemática de lo existencial del ser humano, debe ser la de los soldados combatientes que no decaen en la batalla. Una vez herido, diez veces herido pero nunca derrotado. El Señor se hace para nosotros a sí mismo escudo y espada en la Verdad para que con caridad y espíritu de comunidad luchemos sin cansancio por instaurar –como nos lo enseño Su Santidad San Pio X- todas las cosas en Cristo. Todo siempre con la ayuda de la preferida de Dios, la Virgen Nazarena, quien es desde los tiempos apostólicos Madre y Maestra de fidelidad para la Iglesia. 

lunes, 23 de agosto de 2010

Obediencia camino de libertad



«La obediencia al bien ayuda a ser  libres, como la verdad» Así nos habla Don Luis Fernando Figari sobre lo que es la obediencia. Un tema que según he escuchado está muy en boga que es el debate interminable que hay entre libertad y opresión.
Mucho se piensa a veces de que la obediencia es una imposición que limita a la persona truncando su dignidad hasta hacerla un objeto manejable. Hay otros que en la posición contraria indican que la obediencia es la fuente de la verdadera libertad de la persona en orden a su más plena realización. ¿Dónde pues habría de terminar este debate entre la una postura o la otra? A veces  reflexionando sobre el tema me pongo a pensar que sin lugar a dudas el ser obediente no te quita tu libertad ya que tu libertad supone alejarte de todo aquello que te esclaviza. Es ahí donde entramos en consonancia con la frase de Don Luis Fernando. La obediencia es el camino, el método más preciso para vivir en fidelidad al bien y a la verdad, ya que me ayuda a vivir más plenamente ese despoje de las ataduras personales que aprisionan mi interior en todo aquello que no es libertad, es decir, todo aquello malo que me aleja de mi persona, de mi interioridad más profunda y  personal.
El Santo Padre Benedicto XVI nos dice que «la libertad nace cuando el “yo” se entrega al “tú” porque entonces asume «la forma de Dios»». Entonces con esto en mente podemos decir que la obediencia en efecto si nos hace libres.  Porque significa esa libertad, ese señorío personal que se adquiere al abandonarse confiado en ese “tú” que ante nosotros hace como si fuera el mismo Dios quien nos pide en ese acto de abandono a la vez un acto confiado de Amor. Puede ser que tengamos que realizar actos difíciles, que no nos guste lo que se nos plantea. Pero «ciertamente –nos dice Su Santidad- no hemos sido hechos para el gusto-disgusto o la comodidad».
La obediencia no puede ser solamente entendida como un mero dejar de hacer sin razones ni justificaciones, la obediencia debe tomada en su totalidad conceptual en el marco de la fe como aquel medio, aquella fuerza que nos permite desplegarnos totalmente en ese orden que se llama el Plan de Dios. La obediencia han de ser las alas de águila que poseemos para volar alto a la libertad de del alma, han de ser los ojos que buscan Amar como María en la Alegría-dolor, han de ser las manos de todo cristiano llamado a ser «artesano de la reconciliación».
Hace mucho me comento una persona que la obediencia es como la médula espinal de la vida, es lo central de toda persona, aquello que le permite realizarse en su totalidad. De esta manera es como Don Luis Fernando nos dice también que «la obediencia auténtica es un camino que lleva a la felicidad».

miércoles, 4 de agosto de 2010

¿Relaciones plásticas?


Navegando en el internet encontré hace poco una imagen de esas que suelen impactar sobre lo que es la razón natural de las cosas. Encontré una persona que le tomo una foto a una conversación suya a través del muy conocido blackberry Messenger. Lo que me llevo a cuestionarme mucho sobre cuán arraigada esta la superficialidad en nuestras relaciones hoy. Las comunicaciones entre personas son cada día más faltas de sentido, de peso, de profundidad. ¿Acaso será todo una fuga de la realidad? ¿Acaso será el ansia comunicativa lo que lleva a decir cualquier cosa por tener que tan solo decir algo?

Los jóvenes por los que tanto apostamos hoy para que sean el futuro de las naciones adolecen de un mal tan profundo que no podemos darnos cuenta con facilidad. La globalización con el falaz ideal de la unidad cada día más se nos escapa de las manos. Es cierto que hemos logrado con el avance tecnológico estar a microsegundos de distancia unos de otros, pero nuestras relaciones interpersonales ciertamente ahora, más que antes, están situadas a kilómetros de distancia.

Me sorprende como esta persona se denigra a si misma diciendo «parezco imbécil cangándome de risa» es decir, primero; se llama “imbécil” que según el diccionario se refiere a que «adolece de razón». Entonces se califica como tonto por el simple hecho de reírse. Luego utiliza el adjetivo “cagandome de risa” queriendo expresar de que su risa es muy intensa, es decir, se rie mucho. Interesante no? Pues no! Esta conversación es simplemente el ejemplo de lo vacuo y falto de sentido de las relaciones interpersonales de los jóvenes de hoy. “el futuro de la patria”.

En las relaciones de hoy, funciona mucho la diplomacia, lo exterior, aquello que no compromete y aquello que no hace daño a nadie. Soy fiel testigo de que la gente no deja de ver su interior, se conoce y reacciona pero no permiten que otros los vean. En el hoy de nuestras sociedades las personas –aunque ciertamente no lo son- parecen grandes islas solitarias e inhabitadas en medio de un gigantesco mar.

El political correctness y pensiero débole que no pocos autores denuncian como de los peores males que adolecen nuestras sociedades, sobreabundan en las muy diversas expresiones que usamos hoy en día. El miedo a lo que pueda pasar si soy realmente yo y no otro domina e impulsa a muchos a vivir en la oscuridad de sus propias coordenadas de pensamiento. La Fuga del propio interior; no querer reconocer como valioso o corregible lo que hay en cada uno, es el punto de partida para que los pensamientos se vean asesinados por las palabras y expresiones sin sentido que se reflejan con muchas de las palabras que escuchamos hoy en día.

Esto es en definitiva por lo que también hay luchar en este mundo de hoy que lo deja todo en el aire. A medida en que vallamos reconociendo la verdad sobre nosotros mismos y nuestro propósito en este mundo, podremos entrar en una dinámica expresiva que permitirá a nuestro lenguaje expresar de manera real y autentica nuestras vivencias y pensamientos y así empezar a vivir la plena reconciliación que solo nos puede venir por Jesucristo –Según Luis Fernando Figari- maestro en la comunicación y también siguiendo así mismo las enseñanzas de San Pablo «lo que saldrá de nuestra boca será para edificación de nuestros hermanos» y la creación toda.

martes, 3 de agosto de 2010

Bien ¿aburrido? mal ¿divertido?


Siempre se piensa que una persona que no experimenta lo malo, aunque sea en una cantidad muy reducida, es una persona limitada, aburrida, en fin. Un miedoso que no vive a plenitud.
Pero entonces, cabe preguntarnos. ¿para el ser humano de hoy que es plenitud?. Acaso será desafiar las barreras y los limites de lo bueno y lo malo. Acaso será un vivir al extremo de la vida. ¿seré un hombre plenamente yo si vivo haciendo lo que quiero, lo que me da la gana aún con la conciencia del daño real que me hace a mi mismo y a los demás?

Hace poco que vengo escuchando repetidas veces por parte de la famosa empresa chocolatera Snickers un slogan que me parece sugestivamente alusivo a este tema. Después de sus comerciales “al extremo” te conquistan con su taquillera frase “¡comete el mundo!” defendiendo y a la vez promoviendo esta falsa plenitud humana. Podríamos también atrevernos a decir que promueve de una manera muy sutil la idea del hombre-dios o también superhombre del filosofo Nietsche. Entonces ¿tengo que optar por el mal para inclinarme luego a lo largo a optar por el Bien?
Pues eso es un rotundo ¡NO!

Ser verdaderamente coherente con mi interior no me puede llevar a optar por el mal. Yo opto por el mal porque soy libre totalmente de hacerlo y por consecuencia para actuar con libertad tengo que haber tenido un previo conocimiento de lo que estoy haciendo o estoy por hacer. En ti o en mi nada es “porque si”. “nosotros -nos dice el Papa Benedicto XVI- no somos una consecuencia sin sentido, sino el fruto de un pensamiento de Dios perfectamente hilado y pensado”. En todas las manifestaciones de nuestro ser. Tanto externas como las más internas totalmente reales y dinámicas vemos que este esta hecho y se orienta al Bien. Entonces, ser coherente conmigo mismo debe llevarme a vivir a plenitud ese bien al que tiendo por inercia en lo más profundo de mi. A esa busqueda real y fascinante de la Verdad, el Bien y la Belleza.

El dinamismo del amor de una persona que vive en la intimidad con Dios le impide encerrarse en el egocentrismo de buscar ser amada y no amar, pues el Amor siembra semillas en el corazón para que de este broten abundantes flores. Ademas al no ser Dios una persona lejana, ni aburrida, ni autoritaria, etc. la persona que vive con Él y en Él no calza en ninguno de los calificativos mencionados anteriormente. Mas bien busca ser con Él y en Él otro Cristo. Una persona acogedora, jovial, transparente, solidaria, seria, alegre, etc. que rechaza lo malo venciendolo con su capacidad y su firmeza en el Amor.

La plenitud humana, entonces como tal, es vivir en total coherencia con tu propio interior, siendo Bien viviendo ese Bien que esta en ser con Cristo y en Él otro Cristo en medio del mundo porque -como nos enseña el concilio vaticano II- “solo Cristo le muestra al hombre como ser verdaderamente (plenamente) hombre”.

domingo, 1 de agosto de 2010

consideraciones sobre el Ángelus


Para los que amamos el anuncio del Ángel a nuestra Santísima Madre María vemos en el Ángelus resumido en frases concretas el pasaje completo de la anunciación donde se revela a través del “Fiat” de María el misterio mismo de la encarnación del Señor Jesús en el vientre inmaculado de la siempre Virgen.

La frase “he aquí la sierva del Señor HÁGASE en mi tú palabra” nos da a conocer la humildad con la que María abaja su dignidad hasta el punto de reconocerse sierva del Plan de Dios, llamada a vivir de lleno la Voluntad del Padre. Vemos como habiendo meditado las palabras del Ángel Gabriel en su interior María confía plenamente en los Designios de Dios y se ve desde ya llamada a vivir esa maternidad universal. A lo largo de su vida “la sierva del Señor” hace palpable su vocación desde el cuidado del Señor Jesús cuando niño hasta el cuidado de las primeras civilizaciones cristianas.
Camino al Gólgota antes del Encuentro de la Madre con Jesús –según la Pasión de Cristo del actor y productor Mel Gibson- se encuentra ésta a lado de Juan y con una convicción impresionante este la reconoce como madre, y solo a través de su mirada se forma un dialogo especialísimo donde María refleja el inmenso dolor que siente y Juan buscando sanar su dolor busca conforte abrazado bajo el manto de la Virgen; esto es claro ejemplo de que María en ningún momento dejó de cumplir su vocación, sino que más bien la intensifica.

María se vuelve pues en auxilio eterno de los pecadores y de los dolidos actuando así conforme a su vocación de eterna madre; es por esto que para alcanzar la pureza del alma y una vida santa debemos siempre acudir a nuestra Madre pues ella al igual que la Santa Madre Iglesia es Maestra de Virtudes pues María Sobreabundante de Gracia y limpia de todo pecado es también pura y llena de las virtudes que la mantienen en esa comunión vivificante con Cristo a la cual todos aspiramos llegar.
Al decir “el Verbo se hizo Carne y habito entre nosotros” se encuentra revelado el gran misterio de la Encarnación; cuando el Padre por puro amor, nos manda a su Único Hijo para salvarnos de las garras del Maligno. Es claro como el nuevo Adán, es decir, el Señor Jesús sella con su nacimiento y su muerte la Nueva Alianza del amor. Aquella por la cual todos nosotros somos salvos.

El Cordero Inmaculado se torna entonces en plena Esperanza para nosotros que -abatidos de tanto pecado y sumidos en las tinieblas del mundo de hoy- desde lo lejos ve esta brillante luz en la que se vuelve Cristo al venir al mundo y ve en su callado un lugar de santo descanso donde la paz y el amor reinan por sobre todas las cosas. Con la venida de Jesús al mundo se abre un horizonte de Esperanza donde se puede claramente sentir el amor infinito que tiene el Padre por todos nosotros sus Hijos.

Él se transforma en el modelo perfecto a imitar, pues el es la personificación del Padre porque además de su misión salvadora el Señor Jesús viene a demostrarnos esa imagen y semejanza que nublada por el pecado se había vuelto una imagen borrosa, casi desvanecida. Con la venida del Señor Jesús al mundo se abre pues ante la mirada del hombre un horizonte de reconciliación; de perdón, donde el ser humano empieza desde ya a batallar con el demonio y su hombre viejo para poder ir peregrinando al encuentro del Salvador y llegar finalmente a alcanzar como María esa comunión vivificante con Dios que el corazón tanto anhela.

viernes, 16 de julio de 2010

¡Un astro del fútbol que lucha por ser santo!


Hace poco navegando en el internet encontré una noticia que realmente me asombro –no pensemos que por algo malo- sobre un testimonio, vivo, actual y comprometido de vida cristiana. La Agencia Católica de Información Aciprensa comenta en una nota el testimonio de conversión y vida cristiana de uno de los grandes futbolistas del mundo, concuerdo con ellos al mencionar que el acontecimiento es un real gol espiritual.

Wesley Sneijder, futbolista y talento mundial del equipo de Holanda, nace un 9 de junio de 1984 y desde muy pequeño estuvo en su mente y en su vida la pasión futboística. “el pitbull” como algunos le dicen ha pertenecido siempre al club holandés Ajax de Amsterdam hasta que fue fichado por el Real Madrid en el 2007. Nos comenta un poco de este astro del futbol la revista deportiva Fútbol 91 «Un “talentoso” que puede jugar de volante central y encargarse del medio solito, como lo hizo en su Selección. También puede ponerse el conjunto al hombro y jugar a la pelota.»

-Él- comenta Aciprensa «a fines de mayo se convirtió al catolicismo y se bautizó en una capilla de Milán». Su conversión fue radical, no vaciló, no espero. Se decidió y se preparo para acoger a Cristo en su corazón con todo lo que ello conlleva para un cristiano que busca ser cada día más coherente con su fe. Nos explica Sneijder que mucho tuvo que ver en su conversión su amigo y compañero Javier Zanetti quien es católico practicante y como tal fidelísimo devoto de la Virgen María. Por eso con confianza repetimos aquella sentencia que dice “la amistad es fuente de fidelidad”.
Sneijder comenta que ya desde Sudáfrica 2010 «reza todos los días y los domingos va a misa y comulga». Ha comentado a la prensa mundialista que espera casarse por la Iglesia Católica luego del mundial. También nos comenta la nota que Wesley tiene «un rosario que siempre lleva en su cuello».

¡Qué gran pilar esta noticia! El astro del futbol, consiente en su interior del clamor de S.S. Juan Pablo II a los deportistas del mundial de Italia `90: «Os están mirando los deportistas de todo el mundo. ¡Sed conscientes de vuestra responsabilidad! No sólo el campeón en el estadio; también el hombre con toda su persona ha de convertirse en un modelo para millones de jóvenes que tienen necesidad de líderes y no de ídolos». Vive su fe con especial coherencia y fidelidad, acoge al Señor Jesús como modelo, le entrega su talento, su Don y pone su vida hoy como ejemplo para edificación de las nuevas generaciones.

Su fe está llena alegría, su vida ahora es gozo como nos lo expresan sus palabras. ¡Es un testimonio actual y eficaz de quien vive su fe con alegría! y este acontecimiento reclama de nosotros una respuesta activa ante el mundo de hoy.
Sneijder nos demuestra que es posible ser verdaderamente cristiano, fiel al Papa y a los Obispos, firmes en la esperanza, la alegría y la caridad.

viernes, 2 de julio de 2010

publicidad & pecado


Me parece interesante hoy escribir sobre el sutil influjo del pecado en el mundo. Puede que sea un tema muy directo, pero hay casos en que en la vida cotidiana los influjos negativos y destructores del pecado ya sobrepasan la posible comprensión de los mismos.

A raíz del estreno de la película de taquilla Sin City, en una universidad de la ciudad de Santiago de Guayaquil hicieron publicidad a la misma y su objetivo principal era destacar las metas a las que busca llegar esta película. Sin duda alguna la campaña (en ese sentido) fue un éxito, pero para gente con criterio y valores morales era una campaña que incitaba a lo largo de su duración a las personas a que literalmente por esa semana hicieran “lo que les daba la gana” para ellos las reglas en ese periodo no existían. Y comento sobre todo esto pues realmente es doloroso ver como la cultura anti vida en la que está inmerso nuestro mundo y nuestra sociedad busca expresamente llegar al deterioro de la sociedad moral tal y como la conocemos.

«El pecado y el poder se imponen» dice el slogan de esta publicidad. En un estudio estadístico decía que está comprobado que en base a la aprehensión visual de cada 5 personas que ven una publicidad 1 está dispuesta a tomarla (en este caso la manera de pensar) y si contamos toda la publicidad que hay en el mundo y tomamos la cifra de todos los habitantes del mundo; la cantidad de gente que toma en serio estas publicidades es realmente alarmante. Muchos pueden pensar que por el modo de vivir de la cultura de hoy ese tipo de slogans y publicidades pasan desapercibidos para quien los ve cotidianamente; el mundo mismo implanta la idea en la persona de que eso es totalmente normal y que si a uno le parece mal nada puede hacer para cambiarlo pues como a la mayoría “le da lo mismo” nadie pelea porque no se pongan en las calles o centro públicos ese tipo de publicidad negativa.

Es de cuestionarse hoy la sutileza con la que nos dejamos llevar por las corrientes ideológicas y erradas del mundo actual. Publicidad creativa y atrayente que alienta a la dimisión de lo humano, que busca satisfacer sus necesidades mundanas de poder, placer y tener haciendo de este un ser sin sentido ni transcendencia. Este ejemplo tanto como muchos otros son signos tangibles de que nuestro mundo hoy está en crisis; vive cada día más sumergido en un humanitarismo sin razón donde la deidad es el “hombre-dios” y la doctrina es la que determine el desarrollo tecnológico.

Decía con mucha verdad el Santo Padre Benedicto XVI en una ocasión que «el tema del pecado se ha convertido en uno de los temas silenciados de nuestro tiempo» y es que bajo la excusa de una falsa “tolerancia” hacia las demás personas; incluso bajo los estandartes de la “paz” para con todos los hombres. ¡Esto es una mentira más, es falso! La Única paz verdadera nos la da el Señor Jesús que nos redime y nos permite vivir en la Gloria con Él.

«Hay que cultivar sentimientos de reconciliación -con Dios, conmigo mismo y con los demás- para ser artífices de la paz» nos dice el Santo padre, y es que tocar el tema del pecado no es buscar condenar sino más bien sanar y reconciliar esas heridas profundas y oscuras que no nos dejan ser primeramente verdaderos seres humanos. El pecado –nos enseña la Santa Madre Iglesia- es ruptura interior y hasta no reconocerlo como tal, presente en la vida del ser humano no podrá haber una lucha radical por ganar la anhelada conversión del corazón al Amor

jueves, 17 de junio de 2010

Rumbo a Sudáfrica 2010


Rumbo al mundial de Sudáfrica 2010 me parece algo interesante reflexionar sobre el fútbol y tratar de comprender así sea a breves rasgos si se puede su relación con nuestra vida cristiana. Me cuestiona ver cómo es que este deporte que mueve masas, es tan cercano a la realidad de nuestras vidas y de cómo así de emocionante como es envuelve nuestras vidas en una real aventura de esfuerzo y conquista.

Sin lugar a dudas podemos decir que tanto la Fe como el deporte exigen sacrificios, renuncias de un bien para alcanzar un bien mayor, exigen ambas pasión, entrega, ardor, etc. Y es que la meta final es campeonar, ganar. Ningún hincha del fútbol espera menos. Por experiencia personal conozco que el típico modelo de un niño es ser futbolista en primera instancia, esto es algo que nos debe llevar a cuestionarnos ¿Por qué es una realidad inmersa en nuestras vidas? ¿Qué cualidades nos exige para que nos apele tanto?

El fútbol; deporte de millones, talento de pocos. Así le llaman algunos dentro y fuera de los estadios. Semanalmente miles de hinchas se congregan en dichos complejos esperando sentir la pasión, la euforia y demás sensaciones que se despiertan en nosotros como gigantes dormidos levantados al rugido de una pateada de balón. Pero hay más en estos hombres que simple diversión. En ellos al profundizar vemos dedicación, amor, ardor, esfuerzo, dolor. Realmente aunque no lo pensemos son reales atletas y nos llaman tanto la atención pues nosotros también estamos llamados a la gloria, llamados a ser verdaderos atletas, campeones; en definitiva desde siempre hemos sido llamados a ser cada uno “El atleta de Dios”

Leyendo un escrito encontré una alocución del papa Juan Pablo II a deportistas antes del mundial de Italia 90’: «Os están mirando los deportistas de todo el mundo. ¡Sed conscientes de vuestra responsabilidad! No sólo el campeón en el estadio; también el hombre con toda su persona ha de convertirse en un modelo para millones de jóvenes que tienen necesidad de líderes y no de ídolos. Tienen necesidad de hombres que sepan comunicarles el gusto de lo arduo, el sentido de la disciplina, el valor de la honradez y la alegría del altruismo. Vuestro testimonio, coherente y generoso, puede impulsarles a afrontar los problemas de la vida con igual empeño y entusiasmo».

El ejemplo y modelo de aquellos buenos deportistas -realmente hombres, formados y decididos por su ideal más profundo- es y debe ser siempre el aliciente que nos ayude a recordar lo divertido, sagaz, arduo y aventurero de nuestras vidas. Ellos nos demuestran que vale la pena pelear siempre hasta el final, su entrega al deporte nos muestra cómo ha de ser nuestra entrega en las labores cotidianas. En suma el verdadero futbolista es el punto de referencia y el modelo educacional de las futuras generaciones, recordaba así mismo el Papa Juan Pablo II.

Ante la fiebre que ha despertado en todos nosotros este mundial, no podemos dejar de lado las características siempre rescatables de esta actividad de sano esparcimiento, ellas nos han de ayudar a tomar la posta de nuestras vidas y empezar a sentir (como en los estadios vibrantes) la pasión, la alegría, y el ardor de vivir con plena dedicación la fascinante aventura de la vida cristiana.

lunes, 14 de junio de 2010

Un mundo de opciones

El siglo XXI es un siglo de opciones. En nuestros días –como antes- la toma de decisiones tiene una fuerza que por los vaivenes del mundo se ha debilitado cada vez más, dice pues la canción de un grupo de rock –anunciando con fuerza las propuestas del mundo sobre esto- “no todo es blanco o negro; todo depende del matiz. Mira y aprende a distinguir […] todo puede ser gris”. La frase para la gente que los escucha no es relevante, la melodía que la acompaña la disfraza y la hace hasta cierto punto atrayente, pero lo que realmente anuncia aquella frase es el preludio de lo que hoy conocemos como las bases de una sociedad relativista. Otra canción también secunda este pensamiento diciéndole al mundo “todo depende”.

El mundo nos vende la idea de las verdades multiformes. Para los criterios de la gente ya nada es absoluto; ni siquiera la afirmación en sí misma lo cual indudablemente es una desfachatez y una burla a la lógica humana. El subjetivismo que reina en nuestra sociedad del hoy y del mañana hace de las teorías y de las especulaciones un criterio de validez infalible y de la filosofía la madre ideal. Incluso sabiendo que la gente de hoy tiene pereza de pensar y desarrollar.

El famoso pensador Guillermo de Ockam -podríamos llamarle- “el padre del relativismo moderno” en su búsqueda de una respuesta a las verdades del hombre, según los criterios del mundo, plantea una forma de pensar individual y ante este panorama –según el mundo- la Iglesia es un ente controlador; una hipótesis más de la mente del ser humano que trata de explicar al ser humano. Dice «algo anticuado que al no vivir según el hombre que progresa poco a poco se va a deteriorar», falsa afirmación para el católico que cree en lo que el mismo Jesús nos ha prometido «las puertas del infierno no prevalecerán sobre ella».

Pero siempre hay que tomar opciones; buenas o malas, en nuestra búsqueda de la felicidad al contrario de lo que el mundo plantea siempre debemos optar por algo. Siempre lo estamos haciendo, aún muchas veces sin darnos cuenta. Para llegar a donde queremos, a donde ansiamos; las decisiones son fundamentales. El que no opta es como un camarón que se duerme y la corriente se lo lleva y lo aleja de su destino –si es que no lo mata en el trayecto- pero el que opta es como un rompe olas de piedra donde por más que la corriente sea fuerte este permanece firme; la corriente no lo lleva.

El Papa Benedicto XVI nos dice que «creer vuelve a ser la sal de la tierra que hiere y sana a la vez; es la llamada que reclama una toma de postura» y es que el mundo de hoy nos exige una respuesta y es tiempo. ¡Debes optar! Es el Señor quien te dice hoy personalmente « ¿Tú también te irás?». Tu corazón que clama por respuestas, tu hambre por lo que nunca se acabe, por la eterna felicidad te grita desde dentro “¡Opta por Él; Verdad, Bien y Belleza totales!”

martes, 8 de junio de 2010

El mundo en el que vivimos


El mundo en que vivimos ciertamente es un mundo que está en crisis. Las reiteradas manifestaciones de dolor, maldad, indiferencia, relativismo, entre otras cosas nos lo confirman. También se confirma el hecho de que en su fragilidad el hombre por sí mismo se destruye. Guerras, homicidios, aborto, eutanasia y aún más; todo esto alimentado por los deseos desordenados del propio hombre del poder, el placer y el tener.

La crisis del mundo no es crisis en sí misma; ajena a la realidad humana sino que más bien está inserta en la realidad del hombre porque es fruto de su propia crisis y la respuesta al porque de la crisis, radica entonces en el propio hombre que con su pecado alimenta el mal en el mundo.

¡Este mundo en que vivimos no puede ser así!, no… yo escojo rebelarme al hecho de que el mundo no puede cambiar, yo escojo rebelarme con mi vida al hecho de que ya nada se puede hacer. Es verdad, el mundo sí está mal; está realmente mal pero yo sí puedo cambiarlo, yo sí puedo hacer la diferencia. ¡El horizonte no puede ser tan corto, tiene que haber más, no puede acabar todo ahí! en el mal.

Siento en mi corazón que hay un respuesta a todo esto, una salida. Siento en mí realmente un anhelo por lo infinito; un afán de conquista. ¡Si yo cambio por supuesto que el mundo puede cambiar! ¡La esperanza es eterna e infinita! Yo no me conformo, yo escojo la guerra. Guerra a este mundo que se hunde en sus miserias al no querer ver el sol que lo ilumina. Yo sí elijo ver ese sol y alcanzarlo, luchar por cambiar el mundo. ¡yo escojo dar mi vida en esta batalla y luchar –aún cuando no tenga fuerzas, este viejo, enfermo o cansado- hasta el final!

Yo no quiero descansar, no quiero hacerlo hasta ver a este mundo despertar; hasta verlo renacer de sus cenizas, hasta verlo realmente empezar a cambiar. Pero ese soy yo… y tú, ¿te conformas?, ¿te parece normal?, ¿no te revela? Entonces ¿tú qué vas a hacer? ¿Qué estás dispuesto a dar?, ¿hasta dónde quieres llegar?

viernes, 30 de abril de 2010

CONSIDERACIONES SOBRE LA PEDOFILIA & LA IGLESIA



ciertamente este tema de la pedofilia ha tomado las riendas de las noticias de los medios de comunicación masivos, en los últimos meses transcurridos. Variadas posturas ha sido asumidas por diferentes frentes humanos, por las personas y por las instituciones dentro y fuera de la Iglesia. Muchas si bien es cierto son validas por la libertad de cada uno son en pocos o algunos puntos totalmente infundamentadas e hirientes. Muchas de las denominaciones cristianas de nuestros días han aprovechado la prensa difamatoria y exgerada en contra del Papa y de la Iglesia para acaparar a mas fieles en sus grupos, en especial católicos no formados que en vistas de estos acontecimientos han visto en duda su Fe sobre si la iglesia católica no fuese en realidad la Iglesia de Cristo y los Apóstoles.

Primero hay que entender en sí que es la pedofilia y para eso la RAE nos ilustra de la siguiente manera: «la paidofilia o pedofilia viene del griego παῖς, παιδός: niño y filia respectivamente; la atracción erótica o sexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes». Esta enfermedad está considerada como una patología psicológica, es decir, un trastorno mental de la persona que siente de alguna manera que eso es parte de su conducta como ser humano normal.
Los pedofilos consideran pues que esto es una condición normal de su relación interpersonal con los niños o menores, ellos afirman de alguna manera que su patología mental viene fruto de una carga de estrés o de soledad muy profundas que los llevan a descargarse con el joven o la joven para poder liberarse de esa asfixiante carga.

Luego de entender que es la pedofilia y cual es la excusa mental con la que los pedofilos avalan estas acciones suyas, hay que buscar comprender primero porque sucede esto en los miembros de la iglesia católica, luego porque se utiliza para difamar su santidad y subsiguientemente porque a raíz de este problema se busca “modernizar a la Iglesia y acercarla más a la realidad del mundo”.

Muchos alegan de que en la Iglesia católica, en especial en el clero esta patología se difunde por como decíamos antes “una alta carga de estrés o soledad”. Cabe preguntarse que tan lógica es esta afirmación ya que ciertamente los sacerdotes están inmersos en la realidad del mundo, interactuando con el mundo. A opinión personal creo que esto se debe a una incipiente formación incluso desde el seminario, donde el futuro sacerdote recibe un acompañamiento de discernimiento de su vocación para que justamente este tipo de cosas sean reconciliadas, o combatidas a la luz de los criterios lógicos y evangélicos.Yo personalmente creo que el asunto radica en la compresión de la persona, del ¿quien soy yo y quien es la persona que está al frente mío?. ¿Cual es mi dignidad y la suya?. Parte de la cura -por asi decirlo- de esta patología radica en la reconciliación con la propia mismidad de la persona que teniendo a Cristo como norte y fundamento de su vida aprenda a ser como Él y a vivir en Él su relación con los hermanos y la creación toda. Efectivamente parte del alimento de eta patología se encuentra en el propio pecado que nublando la visión recta del hombre lo desvirtua; lo hace un animal. Por eso es importante la reconciliación en Cristo, porque como dice la Gadium Et Spes n° 22 «Cristo le muestra al hombre el verdadero hombre y le descubre la sublimidad de su vocación».

Ahora, mencionabamos antes que muchas sectas pseudo-religiosas utilizan la mala y difamatoria propaganda de los medios de comunicación masiva para desvirtuar la santidad sobre la cual esta fundada la Iglesia de Cristo. He leido en blogs y publicaciones de las instituciones de diversas denominaciones cristianas e incluso pseudo-religiosas palabras relamente hirientes contra la Iglesia, lo cual me resulta en muchos casos impresionante por el hecho de ver como de algo que sucede en el aproximadamente 0.010% de los sacerdotes de la curia pueden llegar a poner en tela de duda la santidad de la Iglesia fundada por Cristo y dejada a manos de San Pedro «Tú eres Pedro [petrus] y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia». Indudablemente al ser la Iglesia fundada por Cristo, la misma es Santa porque aquel que la erigió es Santo y también es pecadora, pues nosotros mortales que vivimos en la Iglesia somos seres contigentes marcados por las rupturas interiores del pecado original y con tendencia a las conscuspisencias del poder, placer y el Tener. Por esto los fieles aspiran a a la perfección sobre la cual se funda la Iglesia que es Cristo mismo pero no son perfectos porque dependen de la Gracia Divina y de la compañia de Dios para caminar en norte a esos ahnelos profundos de cada uno. Como deciamos muchos fieles han abandonado la iglesia católica pues han visto flaquear su fe de manera subjetiva argumentando que la Iglesia “si comete este tipo de delitos no es la Iglesia de Cristo”. Según el diario Sudwest Presse «Solo en marzo, dos diócesis del suroeste de Alemania han perdido más de 5.000 miembros. La diócesis católica de Friburgo habría registrado las bajas de 2.711 personas en el mes de marzo, más del doble que en el año anterior (1.058). En la de Rottenburg-Stuttgart, 2.676 católicos habrían abandonado la Iglesia» y esto también nos habla de la urgencia de la formación de los laicos que por lo visto muchos tienen una Fe débil y por consiguiente ante estas sacudidas se ven heridos y abajados. Cabe recordar sin miedo que es Cristo mismo quien dijo «A ustedes también los perseguirán porque el discipulo no puede más que su Maestro» y a la vez nos conforto con su eterna presencia real en la eucarístia y con el Espíritu Santo a través de los sacramentos diciendo «No temaís, yo estaré con ustedes hasta el fin de los días».

Aunque muchas plantean la ilógica idea de “modernizar a la Iglesia y acercarla más a la realidad del mundo” como antes mencionabamos, no debemos dejarnos convencer de estas falaces utopías. No porque los sacerdotes se casen se va a acabar o disminuir la pedofilia en los sacerdotes, no porque dejen de vestirse como tales serán mucho más cercanos a sus fieles, no porque la Iglesia acepte la homosexualidad como algo naturalmente válido habrá mayor comunión con la iglesia. Ideas como estas son las que nos vende el mundo buscando alejarnos de Dios y la Iglesia que el fundó y que camina a su encuentro eterno con el auxilio del Espíritu Santo. Ante todo hay que ser fieles al Magisterio, a la tradición de la Iglesia que se extiende riquísima al mismo Cristo y los primeros apóstoles, al Sucesor de Pedro y a los sacramentos. La fidelidad, la formación, la vida eclesial son pilares de la santidad de cada uno. Ser hombres de Iglesia; otros Cristos en la tierra pues como dice la Madre Angelica, Clarissa y fundadora de la red televisiva católica EWTN «todos estamos llamados a ser grandes Santos».

domingo, 25 de abril de 2010

Consideraciones del servicio en la vida de María.

Siempre es oportuno poder reflexionar sobre el papel de la Madre en nuestra vida como cristianos; Ella ciertamente por su papel de Madre del Redentor nos descubre el camino de las gracias necesarias para Seguir al Señor en el proceso configurativo de la vida personal y del mundo con el Divino Plan del Padre para cada quien.

Su persona abierta a la Gracia, su ejemplo de vida orante y su plena disponibilidad para acoger con alegría el Plan del Padre nos enseñan incontables lecciones de vida cotidiana para nuestra propia respuesta al Plan de Dios. Ella desde siempre estuvo inmersa en la vida del Señor y de los apóstoles, vivía desde su cercanía con el Señor y la comunidad cristiana naciente esa dinámica eminentemente apostólica de aprender y enseñar. Como nos iluminan las citas “María acogía todo y lo meditaba en el corazón” y también en la visita a su prima Isabel “se levantó María y se fue con prontitud […] en casa de Zacarías y saludó a Isabel”.

El servicio para la Madre no era algo accesorio en su vida, sino más bien la fuente de su impulso, la caridad como fundamento y expresión del Amor Divino era su motivo. Ella respondiendo con fidelidad al Plan de Dios buscaba con todo su ser transmitir al mundo a través de cosas muy puntuales el Amor Divino en la tierra. Ella nos demuestra que el servicio comunitario en la vida del cristiano es dinámica irrenunciable para la vida de conformación con el Señor Jesús y es fundamental para el desarrollo del mundo según los Designios del Padre.
Todo en ella nos remite a un servicio constante a la vida de la Iglesia y de los Fieles hermanos que la conforman. Ella con su ejemplo nos impulsa a salir al encuentro de Cristo y de los hermanos todos en una dinámica de oración y de acción siempre con el corazón dispuesto para acoger en nuestros corazones la Gracia. Todo en la Virgen Nazarena nos enseña sobre la plena disponibilidad apostólica que todo fiel debe cultivar con esmero y ardor diariamente.

El Amor se mide en términos de entrega, así es el verdadero Amor, el que se dona, el que sin siquiera mirar la propia necesidad se dona completamente y con prontitud a colmar la necesidad del otro. Urge entonces mirar en el rostro del hermano al mismo Cristo que por Amor se hace pobre, mendigo, sordo, cojo, cercano para que nos acerquemos a Él y vivamos la plena caridad. Todo nos enseña la Inmaculada, para ella todos eran Cristo y ciertamente así también debe ser para nosotros. Cristo está realmente presente en el hermano. En aquel que pasa por la calle y me saluda, en aquel que me pide ayudarlo a cruzar la calle, en aquel que me pide que le ayude llevándole algo, en el hermano de otra denominación cristiana o religiosa. Cristo está en todos porque Él se hizo hombre como nosotros en el vientre la Madre Purísima para demostrarnos que de Dios venimos, que Él pertenecemos. Él es el Buen pastor y nosotros su rebaño. Por eso todos los hombres podemos clamar como San Agustín “Señor de ti venimos y mi corazón no estará tranquilo hasta que no repose en ti”.

lunes, 22 de marzo de 2010

El desarrollo y la conversión

Temprano en la mañana del 24 de Abril del año 2005 el ya para entonces Papa Benedicto XVI pronunciaba con ardorosa esperanza a los jóvenes una sentencia que marca el inicio de un incansable trabajo para hacer que este mundo hodierno regrese su mirada al único Dios y salvador del mundo.

Decía: «¡No tengáis miedo de Cristo!, Él no quita nada y lo da todo. Quién se da a Él recibe el ciento por uno.» con esta alentadora lección fruto de toda una experiencia de vida el Papa nos abre a un horizonte nuevo en la vida de la Iglesia. Un horizonte de reconciliación, conversión y a adhesión al Señor.

En este tiempo cuaresmal es propicio recordarnos de manera apremiante, frente a los múltiples desafíos deshumanizantes que se nos plantean en el mundo de hoy, que la Iglesia necesita siempre ese deseo de conversión y adhesión a la Cruz. El embate necesario que se debe dar para luchar contra un mundo cada día menos humano es la batalla de la Cruz, la batalla por la Verdad.

Al experimentar un sincera conversión del corazón, el ser humano experimenta el alivio de la libertad y la intimidad de la comunión con lo más profundo de su ser. Así el hombre se renueva cotidianamente tomando fuerzas de la Cruz de la Vida para poder dar afrenta a tantos sucesos que hoy atemorizan -con signos de muerte y deshumanización- a los hombres y mujeres de la sociedad global.

La reconciliación que nos gana el Señor Jesús en la cruz, nos devuelve gratuitamente la filiación Divina con el Padre. Él muriendo en la Cruz nos abre las puertas de la Ciudad Eterna y siembra en nosotros un renovado espíritu de conversión.
Este espíritu de conversión lo experimentamos constantemente en nuestro siempre presente dinamismo de permanencia, que nos invita sin cesar a que, experimentando una necesidad trascendente insaciable, retornemos nuestra mirada al Señor; que siendo el Ser por excelencia es el único que puede saciar esta sed de infinito que constatamos a medida que experimentamos en mayor intensidad esta necesidad de conversión cotidiana.

Las diversas expresiones anti-humanas que se ven por doquier en nuestros días, son una señal latiente que reclama de todos los hombres un renovado espíritu de acción en pro de un verdadero desarrollo de lo humano “para transformar -como reclamaba desde su tiempo el Papa Pablo VI- este mundo de condiciones menos humanas a condiciones más humanas”. El verdadero desarrollo que se proyecta al bien del hombre completo, es decir, el desarrollo humano integral que reclama el mundo de hoy tiene sus raíces en el espíritu de conversión y reconciliación de cada uno de nosotros. Nadie da lo que no tiene y el cambio no se da meramente por la acción de las diversas instituciones privadas o públicas que apuntan a ello. Toda la responsabilidad por el cambio que se requiere recae totalmente en el hombre y en su libertad.

Solo Dios que creo al hombre «a su imagen y semejanza» conoce realmente el interior de su ser y lo que lo realiza, por tanto, un desarrollo que deje de lado a Dios de la vida social de los hombres, es un desarrollo que camina sin norte alguno a la autodestrucción del hombre. Cabe entonces solo mirar a Dios y desde esa mirada profunda y anhelante de Él puede el ser humano encaminar su rumbo a un verdadero desarrollo que lo plenifique en su totalidad.

lunes, 8 de marzo de 2010

En torno a Mt. 21, 33-45 -la parábola de los viñadores homicidas-


Creo que la historia del viñador y los trabajadores homicidas es una historia que poco a poco se plasma en las diversas ramificaciones de nuestra sociedad e incluso puede llegar a decirse lo mismo sobre el hombre y la mujer de hoy.


Esa tentación envidiosa del “seréis como dioses” se plasma en no pocas actitudes concretas de nuestra vida cotidiana. En la figura de los trabajadores vemos a ciertas figuras mundiales que absorbidos por esta tentación se afanan en cientifizar o tecnologizar al mundo para que poco a poco se valla olvidando a Dios de la realidad humana. No solo con el afán de adormecer las conciencias de esta realidad sino creando para su total eliminación sucedáneos sustitutos de aquella única Divinidad.

Vemos también, en la figura de los mártires que están apareciendo en creciente número alrededor del mundo –especialmente en el continente asiático y el sector del oeste de África- a los criados enviados por el viñador reiteradas veces para reclamar el fruto de la viña o en su defecto poner de sí para hacer a la plantación dar fruto abundante.


En el papel del heredero de la viña vemos presente a la persona del Señor Jesús Hijo único de Dios enviado por Él para nuestra salvación. En la parábola los trabajadores homicidas, sumidos en la envidia de que Él era el heredero, deciden matarle para poder adueñarse de la viña. Lo mismo que buscan hacer el demonio y sus seguidores para matarle y sumir en profundo pecado a este mundo. A Cristo lo mataron, lo crucificaron pero al ser Dios mismo no puede morir, con su muerte el compró por adelantado los frutos de la viña; con su sacrificio nos adquirió desde antes de nuestro nacimiento y desde entonces nos cuida con diligencia para que podamos ser un fruto agradable al Padre. Con su muerte Cristo vence a la muerte y al pecado y nos gana la salvación del Alma.


Podemos observar en todo esto que el mal se consume a sí mismo, pero el Amor; que es bien, prevalece ante todo. El mundo no está solo porque sí, sin explicación lógica alguna. El mundo está mal porque hace falta más bien. A mayor bien menor mal y solo puede alcanzar el hombre ese Sumo Bien en su realización por la santidad, es decir, en el alcance total de la plena filiación Divina; que es una fuerza de Bien realizante en la mismidad del hombre.


El bien y el mal no son realidades ocultas e inventadas por la moral de nuestros tiempos. Dios no es algo abstracto creado según la medida de cada persona. Dios es el Ser subsistente, Él existe y es real y se nos revela por Amor en la persona de la Santísima Trinidad, Él busca que todos demos frutos de Bien; que permanezcamos en su ser, que permanezcamos en el Amor. No como los trabajadores envidiosos que movidos por el mal se consumen en el odio y la tristeza y que buscan que nos alejemos totalmente de dar ese fruto agradable al viñador.