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Testigos de la Luz

domingo, 16 de enero de 2011

Antes se llamaba Juan; ahora es un "Degree"....

Hoy por hoy vemos que una de las características que sellan la cultura de nuestro tiempo es el materialismo que sutilmente se ha ido impregnando en la sociedad como el agua cuando traspasa una grieta.

Tal vez podríamos llamar a la sociedad de hoy “sociedad de los logros” y es que esta realidad de cuanto tengo o cuanto soy hoy en día tiene un peso en todas las decisiones humanas tan profundo que es de alguna muy difícil de sacar de las personas.  Como lo ejemplifica el título aquel que antes era conocido como Juan hoy simplemente ya no lo es. Ahora es un graduado de la universidad, un Master, un Magister –si a educación nos referimos-, un doctor, un licenciado, Bachiller, un técnico, ingeniero, e infinitud de títulos más que podríamos poner.  

Hace algunas semanas en mi trabajo me tocó presenciar como hacían la selección para escoger una persona para ocupar un puesto en el trabajo. El encargado recibía los currículums que yo le pasaba y en lo primero que se fijaba era en el título que tenía la persona. Si era bachiller simplemente no calificaba y si era doctor, Phd., Ingeniero; entonces y solo entonces podía calificar para que uno de aquellos obtuviera el puesto.
Esto me llamo tanto la atención porque este hombre ni siquiera veía la experiencia de la persona, su situación y otro tipo de factores que se incluyen al momento de revisar un curriculum. No. Todo  era según el titulo.

Esto es tan solo un ejemplo –tal vez imperfecto- de la realidad que vive el mundo hoy. Por ejemplo ya no basta con graduarse de la universidad, ahora todo termina con un masterado, asi como que como básico para cualquier mortal sobre la tierra.  Si no tienes mínimo eso, nada.
Los padres presionan a sus hijos constantemente por este tema. Presionados por ser los excelentes, los sobresalientes de entre todos los demás viven muy en tensión de complacer aquella –tal vez irracional- exigencia.
Los papas le dicen a uno: “si quieres triunfar y vivir bien y tranquilo, mínimo debes estudiar un masterado en lo que hagas y hacerlo afuera porque allá –en los países del primer mundo- toda la educación es la mejor”  esto en el ámbito de lo profesional podríamos decir.

Incluso en nuestros días que vemos –ya desde otro plano- en muchos países de América Latina las vocaciones al sacerdocio van en aumento, se escuchan comentarios de padres hacia sus hijos que en vez de desearles abiertamente la santidad, les dicen de una manera muy seria: “incluso para ser sacerdote, no basta ser un simple cura de pueblo o de parroquia, debes ser monseñor y trabajar en el vaticano” como si el sacerdocio fuera alguna clase de empleo o trabajo en el que se piden ascensos y se hace carrera. Cuando en realidad no es así la realidad, sino algo mucho mayor que el simple hecho de ser monseñor o no. Como dice el dicho “el hábito no hace al monje”.

Esto aunque sea difícil de creen sucede al interior de muchas familias de nuestra sociedad. Y aunque algunos dicen que el título no te define y “lo que importa es la persona”, se dejan llevar por la corriente y dicen: “pero en el mundo de hoy si no tienes un titulo no eres nadie así que no se puede hacer nada al respecto”. Y así sin darse cuenta se van alienando con esta cultura que va mermando hasta sus cimientos la dignidad humana, sus deberes y sus derechos.

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