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Testigos de la Luz

miércoles, 13 de julio de 2011

"...Por los caminos de Dios"

Hace poco un lector, nos escribió una anécdota vía mail a manera de reflexión sobre los cuestionamientos vocacionales, nos ha parecido provechosa para muchos otros jóvenes que hoy también se cuestionan sobre la vocación a la que Dios los llama:


Hace poco más de un mes, estando en la universidad me encontré con un amigo del colegio a quien no veía hace mucho, dentro de lo que sabía de él por mis demás compañeros, este amigo –pongámosle pepe- había tenido muchos problemas en su casa, no había entrado a la universidad y tenía líos con el tema de las drogas.

A lo que lo veo, me saluda entre extrañado y gustoso. Extrañado creo yo porque él estaba acostumbrado a verme con shorts y sandalias y ahora me veía de pantalón y camisa formal –ya por el trabajo y esas cosas-, me saludó con gusto y lo primero que me pregunta no es como estoy, que ha sido de mi vida, nada… me pregunta “¿Cómo así tú vestido así?”, a lo que yo sorprendido por su pregunta respondí entre risas: “que gusto verte, ahora estoy trabajando para una importante empresa y ya los shorts son cosa del pasado, ahora he madurado un poco más, y a ti, ¿Cómo te vá?”.-le dije- no me respondió y me dijo de frente: “habrás sabido de mí, que he tenido problemas, pero ciertamente he sentado cabeza y ahora estoy mejor. Yo también he oído de ti dicen que has optado por estar en los caminos del Señor, que te quieres hacer sacerdote”.

Sinceramente no me sorprendió que lo supiera, es algo que abiertamente digo a las personas, es mi deseo.  Así que le dije que sí, en efecto era así, estaba ya terminando la carrera y descubría que Jesús me llamaba a entregarle mi vida, aunque todavía tenía mis dudas –nada estaba asegurado-. Luego pepe tuvo que entrar a clases, así que me dijo que luego seguíamos hablando; que a él le interesaba mucho saber de mí otra vez –en su momento habíamos sido amigos muy cercanos-. Estando ya solo, empecé a cuestionar lo que pepe me dijo «andas por los caminos del Señor» y yo me pregunté varias veces. ¿Por los caminos del Señor? Y ¿Cuáles son esos caminos?, me puse a preguntarme si tan solo ser sacerdote, religioso o consagrado son los caminos del Señor y entonces me empecé a preguntar ¿y qué pasa con la vocación al matrimonio, que con los políticos, laicos, matrimonios, artistas, etc., qué buscan alcanzar la santidad también?  ¿Acaso ellos no están en los caminos del Señor?.. Y entonces ¿Cuál es ese camino?

Algo en mi interior salto de repente, por dentro estaba convencido de que ellos también están por los caminos del Señor, que “estar por los caminos del Señor” significa estar en el camino de su voluntad, de hacer lo que Él nos pide, de acercarnos cada vez más a la cruz; a la reconciliación que Él nos ofrece. “no necesariamente tengo que ser cura para seguir a Jesús, si acaso esa no es mi vocación, Dios que me quiere, no me va a dejar sin un camino que me haga santo, y puede ser que el matrimonio sea para mi ese camino”.

Por pensamientos como este –he pensado- que muchas veces las personas de hoy viven inmersos en un cristianismo de supermercado, en una versión light de lo que significa esforzarnos por seguir a Jesucristo en la construcción de la civilización del Amor. Muchas veces por eso vocaciones llamadas a la santidad fuera de la vida consagrada se relajan y se pierden en la masa. No pueden llegar a ser lo que deben ser. Y esto tiene que cambiar… todos estamos llamados a la santidad, todos estamos llamados a ser grandes santos cada uno desde su condición y vocación otorgados personalmente por gracia de Dios.

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