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Testigos de la Luz

sábado, 4 de septiembre de 2010

La dictadura del relativismo



En esta última semana hay algo que de sobremanera me ha cuestionado. Creo que nunca nadie se ha puesto a contar las veces en un día que las personas ante cualquier argumento pueden llegar a decirte: “tranquilo, que todo es relativo”. En busca de alguna respuesta ante lo común de este fenómeno, he ido investigando, leyendo y preguntando cómo es que esto se da en nuestros días y porque, así es como navegando en internet encontré este video que dice mucho de cómo el mundo se ha empeñado en implantar en nosotros la famosa ideología del relativismo y como esta nos dice que ante todo siempre hay que decir y/o pensar que realmente todo es relativo.

El Santo Padre nos dice que «el relativismo, es decir, el dejarse llevar “zarandeados por cualquier viento de doctrina” parece ser la única actitud que está de moda. Se va constituyendo así una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que solo deja como última medida el propio yo y sus ganas» es notable pues como esta era –denominada como la era de las comunicaciones- se nos presenta como la solución ante la problemática comunicacional del ser humano, disfrazada de comunión el mundo poco a poco va dando forma a algo que personalmente me gusta llamar “la utopía de unidad”, este sueño ideal para las masas de las personas que en su interior ansían desplegarse en el compartir y en el amor.

En nuestros días el orgullo que mora en los corazones de la gente parece encerrar las mentes de las personas en un absolutismo moral personal apoyado en la famosa imprecación “seréis como Dios” cada persona para el mundo de hoy es en sí mismo criterio de validez y de verdad. Siguiendo esta línea del mundo podemos pensar que incluso los locos en realidad no están locos pues uno de los síntomas de la demencia es no reconocer el hecho de la propia locura; el loco en su interior piensa que él es totalmente cuerdo en sus acciones y que lo que está afuera de él es lo que está mal. En el mundo actual es pues muy claro ver como cada persona camina al vaivén de los vientos de la vida, sin un rumbo fijo, en un sin sentido interminable, viviendo una falaz felicidad, una vida cómoda “alejada de los problemas.

La verdad ya no determina, todo es pensamiento, todo es personal. Así nos dice Don Luis Fernando Figari que «en la actual confusión del hombre sobre si mismo [que termina] en un psicologismo» se va tomando la postura de que todo pensamiento o idea es ideología cuando en realidad las cosas no son así y es pues bajo esta premisas absurdas como las mentes del mundo buscan socavar lo absoluto de la verdad inmutable y le dan cabida a la “apertura”, designando a este fenómeno como positivo del progreso del hombre de nuestros tiempos. ¿Un poco sin sentido verdad?

Pero el relativismo no hay que verlo desde la óptica fatalista y apocalíptica con la que muchos cristianos la ven, nada de eso. Ante todo el Señor nos da la esperanza que es lo último que se pierde y hoy más que nunca no podemos dejar que un mundo sin rumbo y sin sentido nos quite nuestra felicidad, nuestra esperanza. Es el Redentor quien en desde lo más profundo de su corazón nos dice «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» «Yo soy». Nuestra postura ante esta problemática de lo existencial del ser humano, debe ser la de los soldados combatientes que no decaen en la batalla. Una vez herido, diez veces herido pero nunca derrotado. El Señor se hace para nosotros a sí mismo escudo y espada en la Verdad para que con caridad y espíritu de comunidad luchemos sin cansancio por instaurar –como nos lo enseño Su Santidad San Pio X- todas las cosas en Cristo. Todo siempre con la ayuda de la preferida de Dios, la Virgen Nazarena, quien es desde los tiempos apostólicos Madre y Maestra de fidelidad para la Iglesia. 

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