Sucribete a nuestro feed

Testigos de la Luz

miércoles, 21 de marzo de 2012

¿Por qué hoy en día hablamos de cultura?


¿Por qué hoy en día hablamos de cultura? ¿Qué es en realidad para el hombre de nuestros tiempos la cultura? Para algunos es una palabra vaga que usan muchos que se autodefinen pensadores para poder tener algo que decir. Pero hay algo más de fondo en todo esto. Hoy surge un renovado interés por el hombre y su entorno; sobre la razón de su existencia. ¿Acaso la cultura es siempre nueva, acaso hay que constantemente reinventarla para situarla en los contextos actuales?

Muchos hoy hablan de cultura, aportan definiciones, aproximaciones y conocimientos sobre el tema. Pero ¿qué es la cultura? Hoy por hoy aparecen por doquier distintas interpretaciones y discursos elaborados sobre diversos aspectos de la cultura buscando situar al hombre desde lo temporal. Conceptos como cultura tecnológica, cultura espacial, cultura light, neo cultura; en fin, un centenar de conceptos que dejan al hombre en una sola perspectiva de su situación en el tiempo actual, definiciones que no le permiten comprender del todo en qué momento está viviendo o hacia dónde va, conceptos que muchas veces pierden de vista al hombre por ver solamente lo circunstancial.

El período de la ilustración aborda la problemática cultural como un plus añadido, adyacente al hombre y que se desarrolla en la medida en que progresa en conjunto con la interacción humana[1]. Desde esta perspectiva se ve a la cultura como un accesorio para hombre y en la mentalidad utilitarista de nuestros días no es de extrañar que este dominando en muchos casos la conciencia actual. La cultura es en sí misma expresión del hombre, «la cultura es un modo específico del existir y del ser del hombre»[2] nos decía el Papa viajero. Ahí, justamente donde está el hombre puede haber cultura y no puede existir la cultura si no se toma en consideración al hombre. Ahí encontramos el sustento de la verdadera cultura; donde se considera al hombre en todas sus dimensiones y de manera integral puede existir una correcta reflexión en torno a la cultura. No es difícil constatar como en nuestros días en más de una ocasión es el mismo hombre quien se deja de lado, se abstrae para reflexionar como espectador y no como protagonista. El utilitarismo muchas veces ha hecho que el hombre vea todo desde fuera y ya no contemple su ser, como si el fuese un agente más de la casualidad del mundo.

El hombre no está en crisis porque su cultura este en crisis, al contrario, la dinámica es completamente al revés –sin menos valorar el hecho de que una cultura en crisis puede influenciar en el hombre y su desarrollo agudizando aún más los efectos reductivos y destructores de su crisis personal-. En un ser humano que esté en crisis no puede haber una recta plasmación de cultura, porque el ser de ese hombre; de esos hombres, esta como averiado, dañado.

La persona hoy ha relegado a la verdad como una búsqueda sin sentido y se ha situado a sí mismo en una dimensión en donde solo busca satisfacer sus deseos egoístas, por ende la cultura –expresión del hombre- ha dejado de lado la búsqueda de la verdad y se ha precipitado en un proceso de crisis cultural en el sinsentido del nihilismo. Ante esta perspectiva de la situación humana y cultural, el evangelio ha sabido iluminar las reflexiones sobre la cultura y la cultura en sí misma. «Su dinámica evangelizadora busca al hombre en su entorno y no la estructura o el entorno por sí mismo»[3] el Card. Poupard nos explica como «el evangelio […] utiliza las expresiones culturales como vínculo para manifestarse»[4] y como es verdaderamente también una manera de hacer cultura completamente inherente al ser humano puesto que abarca en sí «todas las formas de relación del hombre con la realidad: el mundo, los demás hombres y Dios.»[5]

Atender al hombre desde su ser más profundo, es el camino para poder aproximarnos desde una recta visión a las consideraciones sobre la cultura y en las Sagradas Escrituras vemos al hombre desde lo que es y está llamado a ser y a hacer en medio del mundo. Es en Jesucristo que se revela al hombre que es el hombre y la grandeza a la que desde tiempos eternos ha estado llamado[6]. En Cristo podemos verdaderamente entender cómo abordar desde una visión cristiana los desafíos antropológicos y sociales de nuestra época.

Que el evangelio se haga vida en la cultura no es irrumpir en la mentalidad del hombre con una nueva metodología de vivir[7], «El contenido esencial de la evangelización no puede ser cambiado porque pertenece a la naturaleza misma de la misión de la Iglesia. Sin embargo, en el mensaje que la Iglesia anuncia existen otros múltiples elementos secundarios cuya presentación depende de las circunstancias cambiantes».[8] El interés por la cultura manifiesta en sí mismo un interés por el hombre; su ser y el sentido de su existencia. Hoy este interés sale a la luz, muy probablemente como un signo de nuestros tiempos que nos llama a redescubrir al hombre en su recta valoración. El debate sobre la cultura debe ser cada vez más un debate también sobre el hombre, su ser y el sentido de su existencia y como este se proyecta en su entorno en sus cuatro relaciones fundamentales; con Dios, con el mismo, con los demás y la creación.

«La comprensión de la cultura debe educarnos en humanidad; concretamente, cuál es el lugar apropiado que corresponde al hombre en el mundo, para responder a la búsqueda de bienestar y felicidad»[9]. Así, pues, la reflexión en torno al hombre debe llevar a redescubrir de manera siempre nueva los valores fundamentales del hombre y las particularidades de su ser, para poder expresar de manera correcta en medio del mundo un cultura del amor, de la solidaridad; una cultura de la vida y de la reconciliación que lleven al ser humano a la verdadera plenitud de su existencia en tanto pueda ser cada vez más aquello que debe ser en orden a como fue creado por Dios.


[1] Ver García Q. Alfredo. Evangelización de la cultura y desarrollo, Pg. 4, Vida y Espiritualidad nº27, Lima, 1992.
[2] S.S. Juan Pablo II, Discurso a la UNESCO, París, junio de 1980, 7.
[3] García Q. Alfredo. Evangelización de la cultura y desarrollo, Pg. 4, Vida y Espiritualidad nº27, Lima, 1992.
[4] Ver Poupard Card. Paul, “Evangelio y cultura en los umbrales del tercer milenio” Conferencia pronunciada en la Universidad “La Sapienza”, Roma, mayo de 1998. También en Vida y Espiritualidad nº43, Pg. 13. Lima, 1998.
[5] Poupard Card. Paul, “Evangelio y cultura en los umbrales del tercer milenio” Conferencia pronunciada en la Universidad “La Sapienza”, Roma, mayo de 1998. También en Vida y Espiritualidad nº43, Pg. 10. Lima, 1998.
[6] Ver GS, 22.
[7] Ver Gramsci. Invasión a la cultura, Editoriales Libertad, España, 1935.
[8] Ver  Evangelii nuntiandi, 25. Ver también Poupard Card. Paul, “Evangelio y cultura en los umbrales del tercer milenio” Conferencia pronunciada en la Universidad “La Sapienza”, Roma, mayo de 1998. También en Vida y Espiritualidad nº43, Pg. 17. Lima, 1998.
[9] Cardenal Joseph Ratzinger, Christ, Faith & Challenge of Cultures, Conferencia, Hong Kong, marzo de 1993.

No hay comentarios:

Publicar un comentario