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Testigos de la Luz

miércoles, 2 de septiembre de 2009

¿Quién soy? y ¿Para qué estoy acá?


Me interesa sobre manera reflexionar ahora sobre estas dos preguntas: ¿Quién soy? y ¿Para qué estoy acá? Porque realmente son preguntas que uno se hace de manera constante e imposible que una persona o no se lo pregunte o no quisiese saber la respuesta.


De verdad y con total razón mencionaba Juan Pablo II que el hombre es un buscador de la verdad y es porque de verdad buscamos sin cesar esa razón, ese ¿por qué? que da sentido pleno a nuestra existencia, nuestra vida. Yo la verdad no sé cuantos han dejado ya de preguntarse estas cosas, cuantos se han sumido en la desesperanza por no saber cómo buscar, por no saber donde, por no tener a alguien que les haya iluminado la mente con estas razones que en verdad solo pueden ser contestadas desde la persona de Jesucristo.


“solo él”, decía el Santo Padre, “solo él conoce lo que hay en el corazón de los hombres, solo él” lamentablemente el mundo cada día nos fuerza a dejar de preguntarnos estas cosas. Es consciente de que al preguntarnos esto descubriremos sin lugar a fallas ese sentido pleno que brota desde nuestro interior gracias a la huella imborrable de Dios en nosotros. Estoy consciente como tú de qué estás en realidad buscando algo que le sentido a tu vida, porque no estás hecho para cosas pequeñas, no estás hecho para las respuestas cortas. Tu naturaleza entera trasciende más allá de tu propio conocimiento y es que ninguna persona en esta tierra puede decir que sabe ser persona pero sí que está luchando por cada día ser realmente persona.


Saber quién eres, saber adónde vas, saber porque existes es fundamental para tu felicidad, ¡no puedes dejar de buscarlo!, ¡no puedes vivir como si no pasara nada! Tú misma naturaleza te hace sensible hacia contigo mismo y hacia con los demás, es algo que te debes preguntar porque debes hallar la respuesta, pues, si no lo haces caes un suicidio, en una muerte en vida que termina por generarte una tremenda infelicidad porque tú estás llamado a responder a tú identidad más profunda, al sentido último de tu existencia.


Tú misión es hallar la razón de tu vida, la misión que tienes acá y ayudar a otros que como tú se preguntan lo mismo a hallar su misión, el fin de sus vidas, que por siempre es algo grande. “Deben plantearse siempre el ideal de los grandes desafíos, de las grandes esperanzas” así decía Mons. Walter Darío Maggi en una de sus homilías y me apoyo en ellos para comentarles ahora la importancia de que se pregunten estas cosas y que a luz de Jesús descubran esa misión que desde siempre les ha sido encomendada. Porque el Señor Jesús que conoce el corazón de los hombres puede responder a las interrogantes más profundas del mismo. Solo el Señor Jesús puede dar sentido pleno a nuestras porque ES la Vida.

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