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Testigos de la Luz

domingo, 13 de febrero de 2011

las apariencias, camino de deshumanización y de ruptura

¿Todo está bien? Esta pregunta engloba muchas cosas en torno a las apariencias, en principio puede reflejarse como una pregunta superficial, como algo irrelevante y poco trascendental para la vida cotidiana de cada uno. La pregunta en sí misma está formulada para ingresar a lo profundo de la persona, contempla a la persona en toda su integridad.

Muchas veces aunque hay cosas que nos duelen, que nos afligen y que incluso nos dan vergüenza a esta pregunta contestamos: “Si, claro. Todo bien” ¿Será cierto? No parece. Tal vez este tipo de conclusión o respuesta parte del famoso penssiero debole que no deja de dar un fundamento lleno de superficialidad a cada cosa, tal vez pueda esta respuesta nacer de una postura subjetivista exacerbada en donde cada persona desde su individualidad es la medida de las cosas, dejando de lado cualquier referente externo, quizás pueda también responderse así desde una postura inmersa en la cultura de las fobias que no permite a la persona ingresar en su interior pues ahí se ha de topar con sus miedos más humanos a los cuales él no puede responder.

Sea cual sea la razón de porque cuando nos preguntan algo como esto mentimos, el fondo está en que con nuestra mentira aumentamos en nosotros la máscara de la apariencia. Hoy por hoy a nivel del mundo todo es en base a la apariencia. “tengo el mejor carro, la casa más grande, el reloj más vistoso, millares de amigos” se dicen estos ilusionistas de la realidad dando un peso valorativo a su apariencia más que a su propio interior.
El mundo y su pensamiento, artífice de no pocos males deshumanizantes, posee en estos hombres y mujeres a unos ilusionistas perfectos que hacen que para los demás lo aparente sea “lo más lógico” o “el único criterio de valor”. Son estos malabaristas de lo real, que juegan por encima cambiando de personalidades y de vidas por doquier los que hoy dicen al mundo “todo está ok, no te preocupes, mientras TENGAS, todo está bien” y causan no pocos males a la humanidad de cada quien deshumanizando sus vidas y las de todos quienes les rodean.

Tal vez si nos ponemos a pensar un poco, descubrimos en nuestro interior, no pocas veces, que de nada nos aprovecha aparentar. Innumerables son los ejemplos y las situaciones en donde la verdad se prueba en sí misma para relucir su infinito beneficio para cada persona. La vida según la verdad de quien soy, de lo que tengo y de lo que soy, ayuda a cada uno a caminar por el camino de la humildad, pues la humildad es andar en la verdad; en la verdad de lo que antes hemos mencionado de cada persona – sobre quién soy, lo que tengo y lo que soy- ante este fatalista panorama de lo ilusorio que se nos presenta en el mundo. El hombre rescatando su recta valía, su dignidad, su humanismo rectamente entendido debe poder vivir según la verdad en sí mismo, pues estamos hechos para la verdad. Nada menor que eso, nada que no sea eso.

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