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Testigos de la Luz

martes, 3 de mayo de 2011

Si pudieras tener el mundo entre tus manos...


Tras haber leído está caricatura de Mafalda es fácil ponerse a pensar en cómo nos identificamos muchas veces con esta misma actitud. Muchas veces pensamos que el mundo nos cabe en la palma de la mano o tenemos esa tendencia a reducirlo todo a nuestro entendimiento y lo encasillamos dentro de eso.  Todo lo veo según el filtro de mis propias limitaciones de conocimiento, reducimos el “todo” a lo que solo yo puedo ver. Muchos denominan a este proceso “reduccionismo gnoseológico o metodológico” ahora explicaremos de manera sencilla algunas características de este proceso reduccionista y sus aplicaciones consientes o inconscientes en nuestra vida diaria.

Jorge Serrano[1] definía el reduccionismo metodológico como «la reconstrucción de la teoría en términos de su visión reducida del mundo»[2], es decir, que la persona apropia la realidad a sus concepciones de lo que conoce y puede ver y vemos pues que deja de lado innumerables datos objetivos de la realidad que él no conoce o no maneja. Y así nos vamos introduciendo poco a poco en el hábito de tener esa mirada reducida hacia la realidad, que de alguna manera explica la razón de ser de la cultura de la evasión que vivimos en nuestros días.
La historia nos dice que esto no comenzó con el Dr. Jorge Serrano. Vemos por ejemplo que La idea de reduccionismo fue introducida por Descartes en la parte V de sus Discursos (1637). Como la idea de que la explicación de las cosas -como las explicaciones científicas- deben ser reducidas continuamente a las entidades más simples posibles[3]
El hombre de por sí, para explicar la realidad, toma elementos de la realidad que conoce para tratar de explicar o dar sentido a aquello que no conoce o que no comprende en su totalidad, pero en esta línea hay un hilo muy fino entre encasillarme en solo lo que conozco y mirar la realidad a mi manera como en un solipsismo subjetivista[4] o en aproximarme desde mi conocimiento a esa realidad y dejar que esta nueva realidad –que desconozco- me ilumine con lo que me tiene que revelar.

Muchas veces pasa que nos dejamos llevar solo por lo que logramos entender o lo que queremos ver, buscamos reducir la realidad a cosas simples que no nos gasten tiempo, que sean fáciles de asimilar. Tal vez sea –en el caso de alguna situación dolorosa- no querer afrontar el dolor, tal vez la necesidad de tener que decidir, tal vez el miedo a romper en mi interior conmigo mismo, tal vez porque es más cómodo verlo todo desde un matiz, tal vez porque así no me juego, tal vez porque tengo miedo a que ello me cambie y no quiero. Podríamos encontrar mil tal vez para tratar de explicar esta situación. Es relativamente fácil describirla en términos de conceptos para entender el pensamiento; sus orígenes y consecuencias, pero verlo en nuestro día a día y ser consientes de ello es lo que nos va a llevar a superar esta actitud de reducirlo todo a mis parámetros. Espero que esto nos ayude a entender cómo debemos ver la realidad y como debemos también acogerla en nuestras vidas y dejar que ilumine nuestro caminar constantemente.


[1] Doctor en psiquiatría, España.
[2] Ver Abraham Nosnick, Estudios de Filosifia-historia-letras, 1986.
[3] Ver descartes, DISCURSOS, ensayos sobre filosofía y materia
[4] Diccionario de la RAE, ver solipsismo y subjetivista: entiendase que nos referimos aquí al claustro de la persona que se encierra en su burbuja personal y que manipula la realidad a su modo desde sus experiencias, emociones y paradigmas personales y que no concibe nada fuera de ello. 

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